Bamako (Viernes, 26-10-2012, Gaudium Press) Un alarmante reporte sobre la situación de los cristianos en Malí fue realizado por el sacerdote Laurent Balas, misionero de los Padres Blancos, en declaraciones a la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada. "En el norte de Malí, todos los cristianos se han visto obligados a huir", afirmó el presbítero.
Desde la primavera de 2012, las milicias islámicas se han apoderado de los territorios del norte y han impuesto una violenta y radical imposición de la Sharia, o ley religiosa. La persecución es tan grave, que los hogares son invadidos de sorpresa para verificar si las mujeres llevan puesto el velo que exige la tradición musulmana. Las "infractoras" son agredidas y severamente castigadas físicamente.
Esta situación motivó el éxodo de los cristianos, que huyen hacia el sur para vivir en condiciones de miseria al dejar atrás sus posesiones. Su atención es además muy precaria: "No existen campos de refugiados en el país, sino sólo en los países vecinos. Los desplazados han sido 'absorbidos' por la población. Es muy difícil decir cuántos son", manifestó el P. Balas.
La situación de los refugiados ofrece pobres perspectivas: "ahora, en el sur, comienzan a pesar sobre otras familias que ya viven en la pobreza" afirmó el misionero. "Entonces regresan al norte, declarando que prefieren morir en su propia tierra". Este grado de intolerancia cobra víctimas incluso entre las mismos musulmanes, quienes se han visto forzadas a huir de forma masiva.
Según el P. Balas, el complejo panorama de Malí es agravado por la conexión entre los grupos islámicos armados y el narcotráfico. En Malí, "el islamismo es una pantalla que oculta el tráfico de drogas y de búsquedas posibles de oro y petróleo", denunció.
Con información de Agencia Fides.
| Numerosas familias son obligadas a dejar sus tierras para huir de la violencia religiosa islámica. |
Esta situación motivó el éxodo de los cristianos, que huyen hacia el sur para vivir en condiciones de miseria al dejar atrás sus posesiones. Su atención es además muy precaria: "No existen campos de refugiados en el país, sino sólo en los países vecinos. Los desplazados han sido 'absorbidos' por la población. Es muy difícil decir cuántos son", manifestó el P. Balas.
La situación de los refugiados ofrece pobres perspectivas: "ahora, en el sur, comienzan a pesar sobre otras familias que ya viven en la pobreza" afirmó el misionero. "Entonces regresan al norte, declarando que prefieren morir en su propia tierra". Este grado de intolerancia cobra víctimas incluso entre las mismos musulmanes, quienes se han visto forzadas a huir de forma masiva.
Según el P. Balas, el complejo panorama de Malí es agravado por la conexión entre los grupos islámicos armados y el narcotráfico. En Malí, "el islamismo es una pantalla que oculta el tráfico de drogas y de búsquedas posibles de oro y petróleo", denunció.
Con información de Agencia Fides.
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