martes, 1 de agosto de 2017

CUMPLEAÑOS FELIZ; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ




La gran ventaja de casarse con una mujer seis años menor no es que el hombre tenga, como se dice, la edad de la mujer a la que ama. Queda esperanzador, pero mis huesos saben que es mentira. La verdadera ventaja es que cuando ella cumple años se la encuentra siempre, por obra y gracia de la relatividad, jovencísima. Si se queja de su edad, puedes poner cara de pena y suspirar: "¡Anda que la mía!" Eso la consuela definitivamente.
Tan contentos estábamos, pues, que decidimos dar un almuerzo a la familia. La paradoja de invitar es que salen ganando los anfitriones. Por supuesto, desde luego, faltaría más, por la compañía. Pero también porque hay que poner la casa a punto, y no lo estaba, aunque, con la ceguera que produce la rutina, no nos dábamos cuenta.
Y, encima, por la mañana tan estupenda de trabajo familiar que hay que meterse entre pecho y espalda. En estas fechas se habla mucho de organizar planes en familia y de divertir a las criaturas. Déjenme aconsejarles que, en familia, familia, el mejor plan es trabajar juntos, como antes de la Revolución Industrial. Nos pasamos los días (que royendo están los años) mimando a los niños. Hoy los hemos puesto a trabajar hasta extremos que podrían hacer peligrar nuestra patria potestad: sacar la mesa, limpiar las sillas, baldear el suelo, romper el hielo, cargar las bebidas… Estaban más divertidos que nunca. La felicidad es una reaccionaria de cuidado.
No quita que haya algún momento de tensión por las órdenes no ejecutadas a la velocidad que se considera razonable. No importa. Todo está pensado. Para eso se ha inventado salir pitando a por el hielo. Cómo enfría el ambiente.
Hemos echado una de las mejores mañanas del verano. Cierto que hay que atravesar varias contradicciones, como lo sucio que es limpiar o que las manchas de humedad salgan con agua, pero así es la vida, precisamente. Qué pena no tener un contador de pasos, porque de tanto ir y venir por el mantel, las servilletas, los platos y los vasos hemos estado haciendo más deporte que algunos amateurs profesionales. Y como si fuese un juego. Dos cosas que nos ha dado la mañana. Y, además, un artículo: éste. Tres en uno. Cuatro, si contamos que ella, viéndonos tan a sus órdenes, casi lo considera otro regalo. Una fiesta o una reunión de amigos empieza mucho antes de que empiece. Nosotros estamos disfrutando una barbaridad, y aún no se ha puesto a sonar el timbre.

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