Mar en calma
Ante los recientes y dramáticos acontecimientos, en uno de los meses más especiales, ya que comienza recordando a los difuntos, es buen momento para valorar que lo más importante que tenemos es la familia, los seres queridos, la red social tejida a lo largo de la vida… Ésa es la red que almohadilla nuestra vida y nos impide caer ante los reveses del destino. Lástima que no siempre seamos conscientes de ello y, por lo tanto, no lo disfrutemos a cada instante como merece. Agradecer que no estamos solos, que ante todo está la familia, los nuestros, es clave para seguir caminando por la vida. Pero nos olvidamos de ello tantas veces… Es precisamente en la adversidad, cuando ocurren tragedias como las vividas esta semana, cuando uno valora más que nunca a sus seres queridos. Todo se relativiza y lo único que cuenta es que la familia esté a salvo. Toda la fuerza del mundo a quienes han visto sus familias rotas por la desventura, la violencia, un cruel destino… y ojalá que esa red tan necesaria y curativa les impida caer. Por supuesto que la justicia tiene que llegar, para evitar que la desgracia se repita, pero más que buscar culpables y hacerse preguntas sin respuestas, creo que hay que alentar a las víctimas de las tragedias, fortalecer los vínculos que crean esas redes salvadoras, ser conscientes de que las personas están por encima de todo... porque uno de tantos riesgos de subestimar a la familia es la ausencia de ese apoyo que evita que uno llegue a darse por vencido.
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