EL EXPERTO
La eugenesia y el miedo; por Esteban Rodríguez
Soy un colega que ha recibido un correo difundido por ustedes con la intención política de que se permita seguir eliminando a nuestros pacientes fetales, especialmente a los que más graves están, y para ello promueven entre la profesión una carta que debe ser firmada en apoyo de la «ley Aído» y en contra de la intención del Gobierno de proteger la vida y de reducir el número de abortos eugenésicos. [...] Mezclan datos cientifícos de tipo epidemiológico con opiniones de carácter ideológico y argumentos de tipo emocional subjetivo, con la intención de que siga siendo posible la eliminación de los pacientes fetales más graves a manos de ginecólogos sin responsabilidad de tipo penal cuando la madre decida «voluntariamente» la muerte de su hijo enfermo. [...] Su carta supone una grave violación de la ética médica justificada con aparentes motivos compasivos que, paradójicamente, causan graves daños en la salud sexual, el futuro reproductor de muchas mujeres y su salud mental, además de suponer la matanza de varios miles de pacientes fetales al año en nuestro país. [...] Están defendiendo un derecho de autodeterminación y para conseguirlo consideran legítimo el matar a un ser humano inocente de toda culpa y sin capacidad de legítima defensa, sólo porque su esperanza de vida puede ser muy corta, porque todavía son muy jóvenes e inmaduros, porque nacerán con un alto grado de dependencia o de discapacidad, porque necesitarán de muchos cuidados médicos que costarán dinero y esfuerzo, o porque morirán pronto. [...] Para ustedes no todos los fetos son pacientes, algunos son simplemente desechos reproductivos que no merecen ser cuidados y acompañados hasta su final, sino que deberán ser eliminados cuanto antes por el bien de su madre, de la sociedad y del progreso médico. Los invito a que reflexionen [...] porque nuestra responsabilidad en el asunto es innegable y seremos juzgados por la Historia como lo fueron los médicos juzgados en Núrenberg, que también alegaron en su defensa que se consiguieron salvar algunas vidas de enfermos mentales.
Fragmento de la carta enviada a las promotoras del manifiesto contra la reforma de la ley del aborto
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