2012-11-26 Radio Vaticana
(RV).- El Papa renovó sus infatigables llamamientos a la paz en todo el mundo y en particular para Oriente Medio y Colombia. En un clima familiar, sencillo y alegre, el Santo Padre recibió este mediodía a los 6 nuevos cardenales creados el sábado, junto con los familiares y fieles que los han acompañado en estos momentos tan importantes y solemnes. Prolongando - con profunda gratitud al Señor – los sentimientos y las emociones que han caracterizado estos días, ayer y antes de ayer, señaló Benedicto XVI, haciendo hincapié en que fueron momentos de intensa oración y profunda comunión, vividos con la conciencia de un evento que envuelve a la Iglesia universal llamada a ser signo de esperanza para todos los pueblos.
Universalidad que se reflejó también en la ropa y trajes típicos y llenos de colores de los participantes en esta audiencia y, una vez más, en las palabras del Santo Padre en italiano, inglés, francés y español. Escuchemos lo que dijo al cardenal Salazar Gómez y al amado pueblo colombiano, asegurando sus oraciones por la paz, afianzada en la justicia:
«Saludo con vivo afecto al cardenal Rubén SALAZAR GÓMEZ, arzobispo metropolitano de Bogotá y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, y a los familiares, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos que lo acompañan y participan de su gozo íntimo y espiritual al ser incorporado al Colegio Cardenalicio. Invito a todos a elevar fervientes oraciones por el nuevo purpurado, para que esté cada vez más unido al Sucesor de Pedro y colabore infatigablemente con la Sede Apostólica. Pidamos a Dios igualmente que lo asista con sus dones, para que siga siendo testigo de la verdad del Evangelio de la salvación, exponiendo con rectitud y fidelidad su contenido y llevando a todos la fuerza redentora de Cristo. Que María Santísima, que en aquellas nobles tierras se invoca bajo el dulce Nombre de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, lo sostenga siempre con su amor de Madre, así como a todos los queridos hijos e hijas de Colombia, a quienes tengo muy presentes en mi corazón y plegaria, para que avancen en paz y concordia por los caminos de la justicia, la reconciliación y la solidaridad».
También en sus palabras en francés, dirigiéndose al Patriarca Boutros Rai y en especial a los fieles libaneses, Benedicto XVI recordó su reciente viaje apostólico a Beirut, para firmar la Exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in Medio Oriente y destacó su aliento para esta atormentada región:
«Con el cardenalato al Patriarca Boutros Rai, deseo alentar particularmente la vida y la presencia de los cristianos en Oriente Medio, donde deben poder vivir libremente su propia fe, así como lanzar un nuevo apremiante llamamiento a la paz en la región. La Iglesia anima todos los esfuerzos en vista de la paz en el mundo y Oriente Medio, paz que podrá ser efectiva sólo si se basa en un auténtico respeto mutuo ¡Que el tiempo de Adviento que se acerca pueda hacer redescubrir la grandeza de Cristo, verdadero hombre y verdadero Dios, que vino al mundo para salvar a todos los hombres y para brindar la paz y la reconciliación!»
También en sus saludos en inglés a los cardenales James Michael Harvey, Arcipreste de la Basílica Papal de San Pablo Extramuros, Baselios Cleemis Thottunkal, Arzobispo Mayor de Trivandrum de los Siro-Malankares (India); John Olorunfemi Onaiyekan, Arzobispo de Abuja (Nigeria); y Luis Antonio Tagle, Arzobispo de Manila (Filipinas), Benedicto XVI reiteró que cuenta con todos ellos y sus fieles para el desarrollo de su misión de Sucesor de Pedro, testimoniando el amor de Cristo en todo el mundo e impulsando la comunión y la paz.
Al concluir su alocución, el Santo Padre volvió a dirigirse a los queridos y venerados hermanos que acaba de incluir entre los miembros del colegio cardenalicio, con sus mejores felicitaciones y con el anhelo de que perseveren en la oración y en el amor a la Iglesia, teniendo como modelos a los santos, para que todos los hombres sean iluminados por la luz de Cristo. Antes de su Bendición, Benedicto XVI invocó sobre todos ellos la maternal protección de la Virgen María, Madre de la Iglesia.
(CdM – RV)
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