La vida de todo hombre tendrá un final; pero un final en el que habrá que enfrentarse con el examen de esa vida.
Todos desearemos salir aprobados en ese examen.
Para asegurarnos el "aprobado", no olvidemos que en el examen de la vida a cada uno se le examinará, no tanto por los trabajos que haya realizado, cuanto por los motivos que hayan tenido en las cosas que se haya ejecutado.
Se le acreditarán más esfuerzos que los resultados, pues no siempre éstos responden a la generosidad de aquellos.
Se le mirará más el corazón que las manos.
Al fin, si el corazón está limpio, será imposible que las manos obren limpiamente.
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