La vida es un camino que debes recorrer con el paso adecuado, adaptándote a las circunstancias del mismo. Camina con firmeza y decisión, pero no olvides los momentos de descanso y aquellos en los que debas ralentizar el paso; corre cuando tengas que hacerlo, pasea despacio cuando sea necesario; detente para atarte los cordones, recobrar fuerzas, consultar el mapa o mirar el panorama, pero no pierdas de vista el horizonte; saluda al peregrino con el que te cruzas, espera al rezagado, socorre al herido y agradece al que sale a tu encuentro con agua para mitigar tu sed.
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