ROMA, 23 Ago. 13 / 04:50 pm (ACI).- Un diario italiano tuvo la curiosa idea de preparar un protocolo informal para estar listo en caso que el Papa Francisco sorprenda con una de sus ya casi habituales llamadas por teléfono, como la que le hizo a un hermano jesuita en Argentina por el día de su cumpleaños.
El Papa suele tomar el teléfono y llamar personalmente a las personas. Ya ha llamado al señor del periódico que todos los días le daba un ejemplar del diario, a los católicos de Buenos Aires en la Catedral, a más de uno en su cumpleaños, a sacerdotes para saber de su salud, a un italiano que perdió a su hermano porque lo asesinaron, entre otros.
Ante la eventualidad de que el Santo Padre distinga a cualquiera de los fieles católicos con una comunicación personal, el diario italiano Corriere della le encargó al periodista Beppe Severgnini, la elaboración de un protocolo. Estas son las sugerencias de Beppe.
a. El Papa Francisco es quizá de las últimas personas que llaman a un número fijo. Por lo tanto, si suena el teléfono de casa, prepárense.
b. Aunque el Santo Padre proponga el tuteo, mantengan el "usted". Evitar diminutivos como Fran o Paco, porque es inoportuno. Tampoco exclamar ¡Su Santidad! Porque es una obviedad, y no caer en apelativos complicados y/o académicos como "Sumo", "Magnífico", "Mega-galáctico".
c. Escuchar, antes de hablar. No introduzca argumentos.
d. No tenga miedo de ser normales: la ligereza es un don para el papa Francisco.
e. No hablarle de los problemas recientes en el Vaticano: él no tiene la culpa y, ciertamente, ya ocupan muchos de sus pensamientos. Si la charla derivase a los animales, prohibido hablar de "cuervos".
f. El Papa Francisco tiene sentido del humor. Díganle que eso es una bella cosa, porque la ironía es hermana de la misericordia: permite sonreír y perdonar las imperfecciones del mundo.
g. Denle saludos para Benedicto, eso le gustará.
h. No pidan nada práctico: el Papa es un hombre importante, pero no es un asesor. Si buscan recomendaciones, permisos, concesiones y facilidades, el Pontífice se arrepentirá de haber llamado a un italiano.
i. No terminen ustedes la conversación. Dejen que sea el Pontífice el que decida cuando despedirse. Si la "mamma", la mujer o el marido, desde la cocina, gritan: "¡Vamos, moviéndose, ya está la comida, colguemos ese teléfono!", ignórenlos.
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