domingo, 25 de agosto de 2013

LECTURAS Y EVANGELIO DEL DOMINGO.

Lectura del Profeta Isaías 66, 18-21

Esto dice el Señor:
Yo vendré para reunir 
a las naciones de toda lengua: 
vendrán para ver mi gloria, 
les daré una señal, y de entre ellos 
despacharé supervivientes a las naciones: 
a Tarsis, Etiopía, Libia, 
Masac, Tubal y Grecia; 
a las costas lejanas 
que nunca oyeron mi fama 
ni vieron mi gloria: 
y anunciarán mi gloria a las naciones.
Y de todos los países, como ofrenda al Señor, 
traerán a todos vuestros hermanos 
a caballo y en carros y en literas, 
en mulos y dromedarios, 
hasta mi Monte Santo de Jerusalén
–dice el Señor–, 
como los israelitas, en vasijas puras, 
traen ofrendas al templo del Señor.
De entre ellos escogeré sacerdotes y levitas
–dice el Señor–.

Sal 116, 1. 2 R. Id al mundo entero y predicad el Evangelio.

Alabad al Señor todas las naciones, 
aclamadlo, todos los pueblos. R.

Firme es su misericordia con nosotros, 
su fidelidad dura por siempre. R.

Lectura de la carta a los Hebreos 12, 5-7. 11-13

Hermanos:
Habéis olvidado. la exhortación paternal que os dieron: 
«Hijo mío, no rechaces el castigo del Señor, 
no te enfades por su reprensión; 
porque el Señor reprende a los que ama 
y castiga a sus hijos preferidos.»
Aceptad la corrección, porque Dios os trata como a hijos, 
pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos?
Ningún castigo nos gusta cuando lo recibimos, sino que nos duele; 
pero después de pasar por él, 
nos da como fruto una vida honrada y en paz.
Por eso, fortaleced las manos débiles, 
robusteced las rodillas vacilantes, 
y caminad por una senda llana: 
así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará.

Lectura del santo evangelio según San Lucas 13, 22-30

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.
Uno le preguntó:
–Señor, ¿serán pocos los que se salven?
Jesús les dijo:
–Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: «Señor, ábrenos» y él os replicará: «No sé quiénes sois.» Entonces comenzaréis a decir: «Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas.» Pero él os replicará: «No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados.»
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.

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