sábado, 31 de agosto de 2013

LECTURAS Y EVANGELIO DEL DOMINGO.

Lectura del libro del Eclesiástico 3, 19-21. 30-31

Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad 
y te querrán más que al hombre generoso.
Hazte pequeño en las grandezas humanas, 
y alcanzarás el favor de Dios; 
porque es grande la misericordia de Dios, 
y revela sus secretos a los humildes.
No corras a curar la herida del cínico, 
pues no tienen cura, 
es brote de mala planta.
El sabio aprecia las sentencias de los sabios, 
l oído atento a la sabiduría se alegrará.

Sal 67, 4-5ac. 6-7ab. 10-11 R. Has preparado, Señor, tu casa a los desvalidos.

Los justos se alegran, 
gozan en la presencia de Dios, 
rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad en su honor, 
alegraos en su presencia. R.

Padre de huérfanos, 
protector de viudas, 
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos, 
libera a los cautivos y los enriquece. R.

Derramaste en tu heredad, oh Dios, una lluvia copiosa, 
aliviaste la tierra extenuada; 
y tu rebaño habitó en la tierra 
que tu bondad, oh Dios, preparó para los pobres. R.

Lectura de la carta a los Hebreos 12, 18-19. 22-24a

Hermanos:
Vosotros no os habéis acercado 
a un monte tangible, 
a un fuego encendido, 
a densos nubarrones, 
a la tormenta, 
al sonido de la trompeta;
ni habéis oído aquella voz 
que el pueblo, al oírla, 
pidió que no les siguiera hablando.
Vosotros os habéis acercado
al monte Sión,
ciudad del Dios vivo,
Jerusalén del cielo,
a la asamblea de innumerables ángeles,
a la congregación de los primogénitos inscritos en el cielo,
a Dios, juez de todos,
a las almas de los justos que han llegado a su destino
y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14, 1. 7-14

Entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este ejemplo:
–Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro, y te dirá: Cédele el puesto a éste. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
Y dijo al que lo había invitado:
–Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote y quedarás pagado.
Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.

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