jueves, 8 de noviembre de 2012

EL SOLDADO; POR ALFONSO USSÍA.

La razón



   
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El soldado; por Alfonso Ussía
Diccionario Inteligente
7 Noviembre 12 - - Alfonso Ussía
Renuncio a escribir a la vicepresidenta de la UE como hicieron los tres soliviantados nacionalistas por el vuelo de unos aviones del Ejército del Aire sobre la comarca del Ripollés. Prefiero enfrentarme al peligro directamente, en la soledad más absoluta. El robusto cantautor valenciano afincado en Cataluña, Paco Ibáñez, se ha ofrecido a Artur Mas para luchar como el primer soldado de Cataluña contra los chulos españoles. La cosa tiene miga, peligro y honda trascendencia.
Hace unos años me demandó. Había manifestado que todos los donostiarras que asistieron a una concentración a favor de las víctimas del terrorismo eran «txakurras», es decir, unos perros. Perdió la demanda. A mi modesto entender creo que le molestó que escribiera que desafina bastante cuando canta –también lo hacía el gran Atahualpa Yupanqui y no se querelló conmigo–, y que su disco prohibidísimo en el franquismo, «Paco Ibáñez en el Olympia», se exhibía en los escaparates de las tiendas de música de Madrid. Yo lo compré –no me lo agradeció–, en el establecimiento «Feryn», sito en la calle de Serrano entre las de Juan Bravo y Maldonado. Un disco aceptable en el que Ibáñez canta poemas de Neruda, Alberti, Goytisolo y Celaya, entre otros.
Cuando fui preguntado por Su Señoría si yo sentía alguna animadversión hacia Ibáñez, le respondí que me sabía sus canciones de memoria, y que esa prueba eliminaba cualquier atisbo de desafecto. Pero Ibáñez no me tiene simpatía alguna, y después de haber anunciado que se ofrece a luchar como el primer soldado a favor de la Cataluña independiente contra los chulos españoles, estoy, y ustedes lo entenderán perfectamente, con la valvulina floja y estercolado de pavor.
No obstante, el valor personal no es otra cosa que la superación del miedo. Y en el caso que nos ocupa creo tenerlo más acreditado que el de los tres independentistas que se asustan con los aviones del Ejército del Aire. Estoy preparado para vivir la tensión del momento. Si en los próximos días distingo a un soldado con casco y mochila que se encamina hacia mi –todavía– aceptable cuerpo, sabré que se trata del primer soldado de Mas cumpliendo su invasión de Madrid, y que el principal objetivo de la operación «Contra los Chulos de España», seré yo. Porque el soldado Ibáñez no está de buen humor. «Cataluña es un pueblo que vive y deja vivir, a ver si lo entienden de una vez todos aquellos cretinos». Es decir, primero nos llama «chulos» y después, «cretinos». Y finaliza su ofrecimiento militar con una heroica arenga: «Así, que aquí tienen un soldado para lo que quieran los catalanes ¡me cago en Dios!». Tengo entendido que Artur Mas es creyente y muy cercano a una poderosa organización religiosa, de ahí que haga bien en recomendarle al soldado Ibáñez que modere sus expresiones. Si el Ejército de Cataluña tiene sólo un soldado y lo arresta por blasfemo su superioridad, la cosa carece completamente de fundamento. Nos salva a los chulos y cretinos españoles un detalle que no me pasó desapercibido años atrás. El soldado Ibáñez no presenta una gran condición física. Puede engañar la apariencia, pero no lo me lo figuro invadiendo Madrid, que es bastante grande. Y es lógico, por cuanto es bastante mayor que quien escribe, y quien escribe no está para muchos trotes, que los años pasan y pesan para todos. Así que, de momento, estoy en condiciones de mostrarme optimista. O el soldado Ibáñez se zurra en un gimnasio convenientemente, o acabará siendo derrotado por él mismo. Siempre a sus órdenes.
 

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