Al final nuestro gozo no se lo llevó la lluvia ni fue a parar a un pozo. Después de una noche de lluvias torrenciales que nos hacía presagiar lo peor para el fin de semana y la suspensión de nuestra necesaria "escapada" a Villaluenga, el día ha amanecido con un sol radiante y tras consultar con los partes meteorológicos nos hemos alegrado del buen fin de semana que tenemos en ciernes.
Dentro de una hora escasa cogeremos los bártulos camino de nuestro pueblo que es el único sitio donde recuperamos el sosiego perdido, la tranquilidad olvidada, donde desconectamos del mundo que nos rodea y donde las noticias llegan con la misma parsimonia con la que se vive allí.
Mañana por la tarde regresaremos a Jerez como nuevos. Un día y medio después en Villaluenga del Rosario es para nosotros como un mes en una isla perdida en los mares.
Cuando regrese actualizaré el blog y podré relatar relamiendo lo experimentado allí por medio del post: "Desde Villaluenga".
Hasta entonces, recibid un fuerte abrazo y que el Señor os bendiga.
Jesús Rodríguez Arias
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