viernes, 16 de agosto de 2013

PARA MEDITAR.


PARA SER FELIZ 

Había un hombre que vivía en un continuo estado de angustia y perturbación. Siempre insatisfecho, nada llenaba su permanente vacío e inquietud, ni daba respuesta a sus múltiples interrogantes. Jamás pensaba en otra cosa que no fuese la suya y sus problemas. Sus males parecían ser los únicos del mundo. 
Un día, en sueños, fue transportado a un lugar donde todos eran dichosos. Sus rostros emanaban plenitud, serenidad y alegría. Preguntó nuestro protagonista a los más ancianos y sabios de aquel lugar por las causas del estado de completo gozo en que allí se desenvolvía la existencia, lo que para él era desconocido y sorprendente. 
Cordialmente, le condujeron los ancianos ante un lugar donde figuraba una inscripción que decía: SI QUIERES TENER PAZ Y GOZO, AMA. 

Ama como si fuera tu último día, como si la vida te fuera en ello, como si no tuvieras otra cosa que hacer. Ama a todos sin excepción porque amando de esta manera estarás dando Gloria a Dios.

Aquel hombre despertó lleno de júbilo, con la certeza de haber recibido un enseñanza trascendental, y dispuesto a seguir  fielmente lo que le habían enseñado los sabios. Tan bien se incorporó el consejo a su vida que no tuvo necesidad de ser trasladado de nuevo a ese lugar para recibir lecciones, pues él convirtió su propia vida en ese grandioso mundo de Amor. 

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