El economista y profesor de Sistemas Económicos Comparados en la Universidad de Buenos Aires, Argentina, Ricardo E. Gerardi, ha escrito un artículo en el diario Página 12 (“El Papa Francisco y la economía”) donde analiza la relación que puede tener el Sumo Pontífice con respecto al momento actual de la economía no solamente de Argentina, sino de América Latina y el resto del mundo.
Gerardi comienza reconociendo que la Iglesia católica, “como institución milenaria, ha pasado por distintos momentos en lo referido a la aplicación del mensaje cristiano en el campo económico y social”. Acto seguido enumera los textos evangélicos en que se tocan diversos aspectos de la economía, la solidaridad, la buena administración, el no apego a los bienes o la necesidad radical de vender todo lo que se tiene, repartirlo entre los pobres y seguir a Cristo.
Con la historia, la comunidad cristiana ha ido moldeando el mensaje. De las primeras agrupaciones cristianas que vivían en común y lo compartían todo hasta las tentaciones del poder y del dinero que se han dado a lo largo de los años
“Hoy el papa Francisco, eligiendo ese nombre y con gestos concretos, busca que la Iglesia –y en particular quienes la conducen y no sólo las personas que están en órdenes religiosas, que tienen el “voto de pobreza”– camine, al menos, hacia una mayor sencillez y austeridad”, escribe el profesor Gerardi, quien agrega que no se trata de un camino fácil.
Recuerda los testimonios –sobre todo de órdenes religiosas—de vida comunitaria, desligada de las posesiones y atentas en todo momento a la solidaridad con los pobres.
Del Papa Francisco destaca Gerardi los “gestos proféticos y de denuncia” como el haber introducido la frase “globalización de la indiferencia” en el tema de los inmigrantes así como su noción de justicia, de enaltecimiento de la política y de una economía a la medida del hombre.
El discurso del Papa Francisco “se enmarcan en el pensamiento socialcristiano (derivado de la Doctrina Social de la Iglesia) y con similitudes con un enfoque y una práctica socialdemócrata, compatibles con el sistema democrático”, según el profesor de la UBA.
Hacia una economía del don
El Papa propugna por un realismo y una actualización del espíritu de Dios en el mundo. Ni el pasado ni el futuro. En su encuentro con el Comité de Coordinación del Celam, el Papa Francisco recordó que el “hoy” es lo más parecido a la eternidad; más aún: el “hoy” es chispa de eternidad. En el “hoy” se juega la “vida eterna”.
El Papa advierte a los católicos sobre los peligros del “reduccionismo socializante”. Para el Pontífice “es la ideologización más fácil de descubrir. En algunos momentos fue muy fuerte. Se trata de una pretensión interpretativa en base a una hermenéutica según las ciencias sociales. Abarca los campos más variados, desde el liberalismo de mercado hasta la categorización marxista”.
Para Gerardi, más allá de lo positivo que conlleva buscar una “economía más humana”, cabría preguntarse si como humanos podríamos trascender la post modernidad colaborando en reforzar las continuidades y los “saltos” de la evolución que apunten a jugar la libertad y la acción en dirección a potenciar y hacer perdurar “las chispas de eternidad”.
Entonces seguramente “el hoy” estaría direccionado por una energía creciente hacia el don y la reciprocidad en modalidades de economía social y solidaria, hacia un intercambio que vaya evolucionando de un enfoque utilitario y de “caza de oportunidades mercantiles” hacia un consumo responsable y un intercambio justo, hacia una mayor autogestión productiva y de “prosumidores”, escribe Gerardi.
Finalmente, remata diciendo que esta dirección impresa por el Papa va “hacia una redistribución progresiva de la riqueza, hacia un cuidado creciente de las personas y del medio ambiente, hacia una participación creciente y madura en todos los planos de la vida, a que los cambios tecnológicos y la evolución de las relaciones sociales a nivel macro posibiliten una profundización de los vínculos micro hacia una mayor amistad entre las personas”.
“Ir dando mayor precisión, contenido y perspectiva a los valores propuestos por Francisco puede ser un desafío importante de construir entre todos”, concluye diciendo el profesor Ricardo E. Gerardi.
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