Proponemos este interesante artículo de Primeros Cristianos, que nos ofrece unas bellísimas oraciones llenas de ternura a la Virgen de un poeta poco conocido pero sorprendente: san Efrén el Sirio.
1. María tiene muchos nombres , y es para mi un gran gozo llamarla con ellos. Es la fortaleza donde habita el poderoso Rey de reyes, mas no salió de allí igual que entró: en Ella se revistió de carne, y así salió. Es también un nuevo cielo, porque allí vive el Rey de reyes; allí entró y luego salió vestido a semejanza del mundo exterior (...). Es la fuente de la que brota el agua viva para los sedientos; quienes han gustado esta bebida llevan fruto al ciento por uno. (SAN EFRÉN DE SIRIA , Himno por el Nacimiento de Cristo, 11)
2. Volved la mirada a María. Cuando Gabriel entró en su aposento y comenzó a hablarle, Ella preguntó: ¿cómo se hará esto? (Lc 1, 34). El siervo del Espíritu Santo le respondió diciendo: para Dios nada es imposible (Lc 1, 37). Y Ella, creyendo firmemente en aquello que había oído, dijo: he aquí la esclava del Señor (Lc 1, 38). Y al instante descendió el Verbo sobre Ella, entró en Ella y en Ella hizo morada, sin que nada advirtiese. Lo concibió sin detrimento de su virginidad, y en su seno se hizo niño, mientras el mundo entero estaba lleno de Él (...). Cuando oigas hablar del nacimiento de Dios, guarda silencio: que el anuncio de Gabriel quede impreso en tu espíritu. Nada es difícil para esa excelsa Majestad que, por nosotros, se ha abajado a nacer entre nosotros y de nosotros. (SAN EFRÉN DE SIRIA, Himno por el Nacimiento de Cristo, 11
3. Hoy María es para nosotros un cielo, porque nos trae a Dios . El Altísimo se ha anonadado y en Ella ha hecho mansión, se ha hecho pequeño en la Virgen para hacernos grandes (...). En María se han cumplido las sentencias de los profetas y de los justos. De Ella ha surgido para nosotros la luz y han desaparecido las tinieblas del paganismo. (SAN EFRÉN DE SIRIA, Himno por el Nacimiento de Cristo, 11)
4. Benedicto XVI hablando de San Efrén de Siria y sus himnos a nuestra Madre, nos dice…
Ahora no puedo hablar mucho de él, en parte porque es difícil de traducir la poesía, pero para dar al menos una idea de su teología poética quisiera citar pasajes de dos himnos. Ante todo os propongo unas espléndidas imágenes tomadas de los himnos «Sobre la natividad de Cristo». Ante la Virgen, San Efrén manifiesta con inspiración su maravilla:
«El Señor vino a ella para hacerse siervo.
El Verbo vino a ella para callar en su seno.
El rayo vino a ella para no hacer ruido.
El pastor vino a ella, y nació el Cordero, que llora dulcemente.
El seno de María ha trastocado los papeles:
Quien creó todo se ha apoderado de él, pero en la pobreza.
El Altísimo vino a ella (María),
pero entró humildemente.
El esplendor vino a ella, pero vestido con ropas humildes.
Quien todo lo da experimentó el hambre.
Quien da de beber a todos sufrió la sed.
Desnudo salió de ella, quien todo lo reviste (de belleza).»
(Himno «De Nativitate» 11, 6-8).
(BENEDICTO XVI presenta a San Efrén el Sirio, 28 noviembre 2007)
5. San Efrén de Siria, poeta de delicadísimos sentimientos hacia Jesucristo y su Santísima Madre, escribió centenares de himnos para uso litúrgico y para uso popular.
Los cantos populares -en los que destaca su gracioso ingenio y la solidez de su doctrina- son especialmente interesantes porque estaban destinados a que los cantase todo el pueblo, que no entendía de enrevesadas controversias teológicas: así se difundía de modo fácil, rápido y agradable la verdadera fe.
Reproducimos a continuación parte de uno de ellos:
He mirado asombrado a María que amamanta a Aquél
que nutre a todos los pueblos,
pero que se ha hecho niño.
Habitó en el seno de una muchacha, Aquél que llena de sí el mundo (...).
Un gran sol se ha recogido y escondido en una nube espléndida.
Una adolescente ha llegado a ser la Madre de Aquél
que ha creado al hombre y al mundo.
Ella llevaba un niño, lo acariciaba, lo abrazaba,
lo mimaba con las más hermosas palabras y lo adoraba diciéndole:
Maestro mío, dime que te abrace .
Ya que eres mi Hijo, te acunaré con mis canciones;
soy tu Madre, pero te honraré.
Hijo mío, te he engendrado, pero Tú eres más antiguo que yo;
Señor mío, te he llevado en el seno, pero Tú me sostienes en pie.
Mi mente está turbada por el temor,
concédeme la fuerza para alabarte .
No sé explicar cómo estás callado,
cuando sé que en Ti retumban los truenos.
Has nacido de mí como un pequeño ,
pero eres fuerte como un gigante;
eres el Admirable, como te llamó Isaías cuando profetizó sobre Ti.
He aquí que todo Tú estás conmigo,
y sin embargo estás enteramente escondido en tu Padre.
Las alturas del cielo están llenas de tu majestad,
y no obstante mi seno no ha sido demasiado pequeño para Ti.
Tu Casa está en mí y en los cielos. Te alabaré con los cielos.
Las criaturas celestes me miran con admiración y me llaman Bendita.
Que me sostenga el cielo con su abrazo,
porque yo he sido más honrada que él.
El cielo, en efecto, no ha sido tu madre; pero lo hiciste tu trono.
¡Cuánto más venerada es la Madre del Rey que su trono!
Te bendeciré, Señor, porque has querido que fuese tu Madre;
te celebraré con hermosas canciones.
Oh gigante que sostienes la tierra y
has querido que ella te sostenga, Bendito seas.
Gloria a Ti, oh Rico, que te has hecho Hijo de una pobre.
Mi magnificat sea para Ti , que eres más antiguo que todos,
y sin embargo, hecho niño, descendiste a mí.
Siéntate sobre mis rodillas ;
a pesar de que sobre Ti está suspendido el mundo,
las más altas cumbres y los abismos más profundos (...).
Tú estás conmigo, y todos los coros angélicos te adoran.
Mientras te estrecho entre mis brazos,
eres llevado por los querubines.
Los cielos están llenos de tu gloria, y sin embargo
las entrañas de una hija de la tierra te aguantan por entero .
Vives en el fuego entre las criaturas celestes,
y no quemas a las terrestres.
Los serafines te proclaman tres veces Santo:
¿qué más podré decirte, Señor?
Los querubines te bendicen temblando,
¿cómo puedes ser honrado por mis canciones?
(SAN EFRÉN DE SIRIA, Himno La canción de cuna de María , 18, 1-23)
Fuente:
“ORAR CON LOS PRIMEROS CRISTIANOS”
Gabriel Larrauri Aguirre
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