Cada 24 de septiembre, la localidad navarra de Leiza acoge, quizás para disgusto de muchos de sus habitantes, que simpatizan con ETA, el homenaje a un agente de la Guardia Civil. Se trata de Juan Carlos Beiro, asesinado allí en esa fatídica fecha de 2002. Hoy, 10 años después del crimen, no hay culpables ni se espera juicio ni hay pistas suficientes. La viuda de Beiro, María José Rama, no se resigna. Reclama la Justicia perdida y clama contra la política antiterrorista del Gobierno.
El día de infausto y doliente recuerdo los etarras colocaron una pancarta en una carretera de Leiza, justo a pocos metros de la frontera con Guipúzcoa. En ella se podía leer este mensaje macabro: “Gora ETA. Guardia Civil muere aquí”. Cuando los agentes se acercaron a retirar el cartel, los etarras hicieron explotar la bomba que habían escondido. El agente Beiro perdió la vida casi en el acto. El sufrimiento atroz de la familia no cesa. Alguno de sus compañeros todavía hoy padece secuelas psicológicas. Es una incógnita quién activó el explosivo. Primarias investigaciones apuntaban al ex jefe militar etarra Mikel Carrera.
En conversación con LA GACETA, Rama hila un mensaje muy similar al que leyó el pasado lunes en el sencillo tributo a su marido. “Un año más sin avances, un año más sin llamadas, un año más de silencio hiriente, a pesar de haberlo intentado todo, hace 10 años que mataron a Juan Carlos y este crimen sigue impune”. Justo ahora, cuando el Ejecutivo lleva a cabo o ultima planes para etarras presos o huidos, María José, con el apoyo sólido de sus abogados y de la asociación Voces contra el Terrorismo, exige que no se impongan el olvido y la impunidad.
Con desazón pero con ánimo, denuncia que “existen gentes con memoria corta, palabra endeble y conciencia sucia que no han demostrado recordar a Juan Carlos ni a las víctimas del terrorismo”. Y enumera a “quienes negocian con los terroristas, quienes han propiciado desde altos tribunales que Bildu esté en las instituciones, quienes han permitido que Sortu concurra a las elecciones, quienes no actúan para ilegalizar cualquier grupo que siga apoyando implícita o explícitamente a ETA, quienes excarcelan a terroristas asesinos y torturadores, quienes traicionan la palabra dada a las víctimas respecto a que nada se hará en materia antiterrorista sin hablar con ellas y quienes atienden, escuchan, y obedecen a los asesinos sean cuales sean los motivos o argumentos”.
El pasado lunes, la viuda del agente de la Benemérita comentó a los valientes vecinos de Leiza –unos pocos– congregados en el lugar del atentado que “si vosotros aquí y solos no cedisteis ante el terror, nadie tiene el derecho de ceder, muchísimo menos un Gobierno con mayoría absoluta que debería representarnos”. Un mensaje que incomoda a más de uno pero que resonó con fuerza en una localidad gobernada por Bildu ahora y por Herri Batasuna durante años.
María José Rama piensa seguir acudiendo cada año a Leiza. Por la memoria de su marido, por la dignidad de las víctimas y por la justicia que algunos parecen haber olvidado paradójicamente en los últimos estertores del terrorismo etarra
No hay comentarios:
Publicar un comentario