domingo, 13 de agosto de 2017

LAS MANOS DE LOS BESAMANOS


Lorenzo Guttemberg da los últimos retoques a la Dolorosa de La Cena para el besamano.
P. M. Durio
Cuando mañana se abran las puertas de prácticamente todas las iglesias de la ciudad y casi todas las cofradías presenten a sus titulares marianas a los pies de altares y capillas dará comienzo la ruta sacra que el Consejo de Hermandades ha convocado lunes y martes con motivo del 150 aniversario del Patronazgo de la Virgen del Rosario sobre la ciudad. Pero todo lo que se vea en el interior de las iglesias estos dos días será fruto de intensas jornadas de trabajo que previamente habrán realizado las mayordomías de las hermandades participantes, junto a vestidores y floristas. Ellos son, en definitiva, las manos de los besamanos; y en algunos casos han tenido que redoblar esfuerzos porque son varias las imágenes o cofradías que tienen a su cargo.
El vestidor que más imágenes tiene encomendadas en la actualidad es Juan Carlos Romero. Hasta siete vírgenes de las participantes en el besamano estarán vestidas por él (El Pilar, la Quinta Angustia de Descendimiento, Esperanza Cigarreras, Rosario del Perdón, Calvario del Perdón, Pastora de Sagasta y Esperanza del Amor). ¿Y cómo se organiza para atender esta cantidad de trabajo? "Lo que he hecho esta vez es darle prioridad para elegir al mayordomo que antes me ha llamado", cuenta Juan Carlos, que comenzó a vestir el viernes al mediodía. Ayer vistió cuatro imágenes ("una por la mañana, otra a la hora de comer y dos por la noche", explica). Y en el día de hoy tiene previsto vestir a las dos restantes ("una a la hora de comer y la otra por la noche").
"Son días estresantes, pero yo disfruto mucho", asegura Romero. De hecho, su trabajo se remonta en torno a un mes, cuando empezó a plantear, de acuerdo con las Mayordomías de esas cofradías, qué vestimenta y cómo se pondría a cada imagen. "Esto es peor que Cuaresma o Semana Santa, porque ahí hay más tiempo para organizarme, los plazos son más amplios. Aquí no hay tiempo", señala Juan Carlos, que no obstante prefiere decir que este besamano no supone más trabajo, "sino más ilusión por crear algo nuevo, algo distinto, aprovechar la efeméride para presentar algo que se diferencie de cualquier besamano normal".
Días complicados son también para Miguel Jurado, vestidor de las dolorosas de Amparo, Trinidad, Soledad de Santo Entierro y Dolores del Nazareno, hermandad en la que además es mayordomo, lo que supone un trabajo doble. "Desde el lunes llevamos en la hermandad preparando cosas, porque queremos hacer algo muy especial. Creo que va a venir mucha gente de fuera y hay que darlo todo. Nuestro mayor tesoro es la capilla y el retablo, por eso vamos a esmerarnos", cuenta Jurado, que empleó la jornada completa de ayer para disponer la capilla del Nazareno de cara al besamano.
Además de esta labor, el jueves vistió a la Virgen de la Trinidad, el viernes por la noche hizo lo propio con Amparo en San José y hoy tiene previsto acudir a Santa Cruz por la tarde para culminar su labor de este fin de semana vistiendo a la Dolorosa del Santo Entierro. "No hay otra forma de hacerlo, no nos podemos poner de acuerdo todas las cofradías el mismo día; en eventos de este tipo hay que organizarse escalonadamente", explica este cofrade que lleva más de 40 años vistiendo imágenes.
La doble condición de vestidor de varias imágenes y mayordomo de una cofradía la comparte también Lorenzo Guttemberg, que además es florista. En su caso, el trabajo se localiza principalmente en la iglesia de Santa Catalina, donde tiene actualmente su sede la parroquia de la Castrense. Y es que Lorenzo es vestidor de la cofradía de Expiración -que tuvo a la Dolorosa en besamano el pasado fin de semana y que estos días celebra el triduo en su honor- y mayordomo y vestidor de Desamparados, encargándose también de la vestimenta de la Virgen del Carmen de este templo (que participa también en el besamano). Y también viste a la Reina de Todos los Santos de La Cena. "Lo que hemos hecho en esta ocasión es organizarlo todo con más antelación; venimos desde junio trabajando en el besamano de estos días, porque son muchos los aspectos que hay que atar", explica Guttemberg, que asegura que este besamano extraordinario "es más que una Cuaresma o una Semana Santa, y además en el mes de agosto, donde hace más calor, que también influye a la hora de hacer esfuerzos".
Lorenzo está convencido de que todo el trabajo que hay detrás de un besamano "no lo valora la gente en general". "Sin ir más lejos, mi madre cuando llego a las tantas en días de montaje siempre me pregunta que de dónde vengo y qué he hecho tantas horas en la cofradía; es que no es solo montar, hay que traer, organizar, llevar... son muchas cosas y no creo que se valore ese trabajo. Pero como lo haces a gusto, porque quieres y porque hay que hacerlo, pues eso te recompensa", concluye.
El remate final de un montaje de besamano llega con las flores. Una labor donde Jesús Garrido es de los más reclamados de la ciudad. Para esta ocasión, de sus manos saldrán los centros que exornarán los besamanos de Amparo, el Pilar, la Luz, Quinta Angustias y las dos dolorosas del Perdón. "Lo bueno es que ha coincidido el día antes en domingo y no abrimos la tienda, lo que nos ha permitido organizarnos mejor", valora Jesús, que ayer tenía previsto colocar las flores de tres besamanos para dedicarse hoy a los otros tres.
Pero su labor, como la del resto de manos relacionadas con este besamano extraordinario, ha comenzado mucho antes, eligiendo las flores que pondrá a cada imagen, preguntando qué flores hay actualmente en los viveros, valorando cuáles soportan mejor las temperaturas de agosto... "En Cuaresma es más cantidad de trabajo y más centros de flores los que suelen demandar. En esta ocasión han pedido entre dos y cuatro centros cada cofradía, así que se lleva bien", concluye este florista de cuyas manos, como las de tantos vestidores y mayordomos, saldrán los besamanos que desde mañana se verán por toda la ciudad.

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