jueves, 17 de agosto de 2017

* DESDE VILLALUENGA: MI QUERIDA PREGONERA


Mi querida Pregonera:

¿Qué te digo que ya no estés sintiendo en primera persona? ¿Qué te cuento sobre los recuerdos que ahora rondan tus pensamientos y que pude vivir hace tan solo dos años?

Permíteme en esta carta abierta antes que nada darte mi más sincera, cálida y emocionada enhorabuena por tu justa designación como Pregonera de las Fiestas que es lo mismo que decir de este pueblo que tanto amamos como es Villaluenga del Rosario.

Exaltar a este bendito lugar cobijado eternamente por el eterno Caíllo y protegido bajo el manto de la Santísima Virgen del Rosario, Virgen morena a la que va dedicada una Feria, unas Fiestas, que en los primeros días de septiembre se viste de luz, color, para celebrar con los propios de dentro y fuera ya que aquí no hay extraños a base de alegría, buen humor y tradiciones que han pasado de generación a generación hasta hoy en día.

Te confieso que llevo casi 30 años en lo que algunos llaman “la esfera pública” ya sea por intervenciones, presentaciones, ponencias, tertulias en radio, televisión, exaltaciones, pregones...

Te diré que de todo lo que he hecho solo dos han quedado marcado profundamente en mi corazón. En lo religioso la Exaltación a la Eucaristía que ofrecí en San Fernando en 2012 y el Pregón de Villaluenga del Rosario de 2015 tras el cual decidí, como los buenos toreros, retirarme de lo “público” en cuanto hablar se refiere y solo participo en actos que me piden expresamente amigos y que gustosamente los atiendo pues los compromisos propiamente dichos quedaron fuera de mi particular ámbito. Haciendo un símil taurino te diré que cuando uno torea en la mejor plaza del mundo, como es Villaluenga, vale la pena el decir adiós.

Me puedo imaginar tu cara, tus sentimientos, cuando nuestro común amigo y alcalde de Vilalluenga, Alfonso Moscoso, te propuso para tan alta encomienda. Me puedo imaginar que los recuerdos, los sentimientos, se te vinieron a la mente ante la enorme responsabilidad que asumías desde ese minuto cero en el que diste el si por respuesta.

Las horas que se suceden a tal aceptación son gozosas, de las que marcan una sonrisa en el mismo alma pues después viene lo “peor”, los días y días en los que por un lado no se te viene nada a la mente o cuando la inspiración a base de momentos, recuerdos, vivencias se hacen presentes y no tienes tiempo material para trasladar al papel cuanto araña el mismo alma.

Confesaré que cuando nuestro alcalde me encargó el Pregón lo asumí con inmenso cariño y responsabilidad. Me preguntaba, y pedía a la Virgen del Rosario, que me guiara para poder trasladar cuanto sentía en unos folios.

La confección de mi texto fue muy gozada, pues disfruté mucho escribiéndolo, y también muy sufrida ya que a cada página que completaba me preguntaba si estaría a la altura, si gustaría, si sería capaz de trasladar mi amor a Villaluenga a todos los payoyos. El antes lo disfruté mucho pues no hay nada más bonito que escribir de lo que realmente amas, el durante, es decir la exposición a viva voz del Pregón en nuestra Alameda, fue por un lado sufrida y por otro muy emotiva pues allí arriba eres capaz de captar la atención, las emociones, las lágrimas y esas sonrisas que se trasladan a sus propios recuerdos de tus convecinos.

Y el después..., el después fue maravilloso pues ahí ya tu no pones nada, ya lo escrito se ha hecho palabra, ya los sentimientos se han pregonado en alta voz, ya todo está realizado, ya...

Entonces es cuando aparece ese cariño, esa gratitud, esas lágrimas que se abrazan a ti, esos recuerdos que se comparten, ese gracias que te dan por medio de un beso, una sonrisa llena de lágrimas, esos silencios que dicen más que mil palabras juntas.

A mí de ese Pregón del 2015 me queda una preciosa fotografía colgada en mi casa, el presente que el Ayuntamiento me hizo y que guardo, a la vez que utilizo cada vez que puedo, el texto propiamente dicho, esa imagen del cartel que realizara mi querido amigo y también enamorado de Villaluenga como es Esteban Fernández y el recuerdo albergado en la memoria del alma de miradas expectantes, sonrisas cómplices y aunque pueda parecer mentira un atento silencio ante las palabras que pronunciaba. Sí, ha quedado por siempre un sabor dulce de verdadera gratitud ante este pueblo del que estoy profundamente enamorado, que cada día que pasa me da razones para estarlo más, y que para mí siempre será “una casita en medio de la montaña”.

Tú, querida Ana María, estarás todavía con esos flecos, ese recuerdo que hoy ha aparecido y que debes poner sí o sí, eso que no te convence y que sopesas entre quitarlo o dejarlo, ese comentario o esa confidencia. ¡Qué cuesta poner el punto y final! ¿Verdad?

Te aconsejo que si puedes memorices lo que puedas pues después cuando subes al escenario son tantos los sentimientos que te hacen perder la lógica concentración.

Te aconsejo que estés el tiempo que tengas que estar, que un Pregón de esta categoría y más siendo tú hija del Pueblo no se da todos los días. Muchos te dirán que si este tiempo o aquél. Tú y solo tú sabes lo que tienes que hacer y por supuesto decir.
Lo que ya te anuncio es que tu exaltación será un éxito, será acogida con ese cariño que los payoyos ofrecen a todos y sobre todo a los que son del Pueblo. Ya te anuncio que tus palabras emocionarán y te adelanto que tú te emocionarás con la reacción de todos con tus palabras, tu voz, tus ojos iluminados a la vez que impregnados en lágrimas donde la Fe se unirá con la Pasión que sientes por este bendito lugar que por siempre está cobijado en la falda del eterno Caíllo porque tus recuerdos, mi querida amiga, son los recuerdos de todos.

Te diré que sintiéndolo mucho ni Hetepheres ni yo podremos estar contigo el viernes 1 de septiembre en el acto del Pregón que se celebra en la engalanada y por siempre coqueta Alameda y no es porque ese día justamente cumplamos nuestro décimo aniversario de feliz matrimonio sino porque estamos invitados a la boda de unos queridos amigos desde hace meses y nuestra presencia se hace inexcusable.

A la hora que tú estés poniendo los folios sobre el atril y mires a ese gentío que inunda la plaza mientras tu corazón bombea desbocado nosotros estaremos en Roche, Conil, aunque mi alma estará prendida también en el Caíllo porque emocionalmente estaré contigo y también con este precioso Pueblo que ha abierto los brazos a este cañaílla de nacimiento aunque payoyo por decisión y vocación.

Deseo que lo disfrutes, que te emociones, que lo vivas como una de las mejores cosas que te puede haber pasado en la vida pues no todos los días un payoyo, una hija del Pueblo, tiene el privilegio de pregonar a modo de exaltación a Villaluenga del Rosario.

En el segundo día de las Fiestas ya estaremos por el Pueblo y ya compartiremos nuestros sentimientos a modo de recuerdos.

¡Enhorabuena Pregonera! ¡Me alegro tanto Ana María!

Jesús Rodríguez Arias


Los recuerdos de visibles de mi Pregón




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