domingo, 2 de abril de 2017

* MARÍA DEL CARMEN GONZÁLEZ DUBOY



Todos los Domingos de Pasión son diferentes, únicos y aunque parezca mentira también iguales para todos los que amamos y vivimos el apostolado cofrade. 

Podrá hacer frío, calor, viento, lluvia, habrá niebla, nieve pero es DOMINGO DE PASIÓN.

Domingo cofrade por excelencia, domingo de Pregones, Besamanos, Cultos...

Y hoy por ser precisamente hoy quiero dedicar mi semanal artículo publicado en exclusiva en INFORMACIÓN en el apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile a una valerosa mujer, una cristiana y cofrade de los pies a la cabeza, que vive con pasión cada minuto de su vida y nos ofrece extraordinarios testimonios de vida de lo que es Amor en la máxima expresión del término.

Si hoy es Domingo de Pasión y para mí de María del Carmen González Duboy...

Jesús Rodríguez Arias



MARÍA DEL CARMEN GONZÁLEZ DUBOY



Soy de los que pienso y además sé que siempre al lado de un gran hombre tiene que haber por fuerza una extraordinaria mujer. Podría poner muchos nombres y seguro que me quedaría corto. También suele suceder a la inversa.

Este es el caso de una auténtica mujer de bandera, valiente, fuerte, entregada, servicial que ha estado siempre junto a su marido que fue un ser verdaderamente excepcional así como de sus hijos, nietos y resto de la familia, amigos y Hermandad porque para ella todos cabían, caben, en su inmenso y maternal corazón.

Sí, os estoy hablando de María del Carmen González Duboy mujer, esposa, compañera en la vida ante los ojos de Dios y de los hombres de ese hombre, ese extraordinario ser humano, ese cristiano comprometido, ese cofrade que ha hecho historia a base de bondad y saber estar como es nuestro querido y también añorado José Ponce Guerrero.

Hace casi dos años que se nos fue Pepe Ponce y dejó tras de sí un reguero de cariño, de servicio, de estar sin parecer. Sí, fue de esa clase de cristianos y cofrades de los que dejan buen sabor de boca y el mejor de los recuerdos. Desde entonces María del Carmen ha seguido luchando, ha seguido dando ese necesario paso adelante en la vida aunque sin olvidar un solo instante a su marido, al amor de su vida, al que se entregó en cuerpo y alma los años que estuvieron juntos hasta el último segundo de la vida. La que se emociona cada vez que lo recuerda, la que lo ama sin medida que como dijo San Agustín es la auténtica medida del Amor.

Tengo que reconocer que esa clase de Amor incondicional y absoluto es un ejemplo no solo para sus hijos, familia, amigos y Hermandad sino para todos los que tienen oportunidad de conversar unos minutos con tan valerosa y extraordinaria mujer. Si tuviera que poner una imagen del Amor es la de Pepe y Carmen tan simple y tan grande como esto.

María del Carmen ha seguido luchando con los padecimientos de una enfermedad que no la deja pero ella es valerosa, fuerte aunque tenga sus momentos de fragilidad, valiente, animosa, llena de Amor y de Fe hace que este camino de rosas con demasiadas espinas que se clavan una y otra vez en su desgastado cuerpo se convierta en ese necesario trayecto que le abre aun más las puertas del mismo Cielo para cuando Dios disponga se produzca ese dulce reencuentro con Pepe de su alma al que Amó hasta esos límites que solo conocen los bendecidos, los tocados, los elegidos como auténticos benditos del Padre y que tienen por derecho propio un sitio preferente en la heredad del Reino de los Cielos.

Con la enfermedad, y más con esta que nos toca tan de lleno, te haces más sensible, más humano, más cercano, más hermano. Miras más a los ojos que son el verdadero espejo del alma y te fijas menos en lo accesorio, en lo prescindible, en lo que en verdad no vale mucho la pena. Un día leí una entrevista que cuando se padece algún tipo de patología ya no se ven enfermedades sino enfermos porque hace que todo te toque el corazón, que todo te afecte, que intentes vivir la vida a cada segundo alegrando la de los demás.

Así es mi querida y admirada María del Carmen González Duboy: Pura fortaleza en los sufrimientos y la cara visible de la Alegría, de la Esperanza, del Amor más absoluto e incondicional en Dios al que Ama sobre toda las cosas, a su marido Pepe que Ama como al mismo Dios y a todos y cada uno con los que ha compartido, sigue compartiendo, un solo segundo de su vida pues ella ha basado la suya en el Amor.

Te quiero y te admiro mucho mi querida amiga al igual que a tus hijos, nietos, Familia y todos unidos siempre en Hermandad y te lo quería decir en esta carta a modo de artículo que publico justamente hoy, Domingo de Pasión, día cofrade por antonomasia, día de Pregón que es la exaltación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo pues tú, mi querida Carmen, eres el símbolo visible y también palpable de lo que es Pasión y del Amor absoluto con el que nos bendice Jesús cada día.


Jesús Rodríguez Arias

5 comentarios:

  1. Gracias por tu carta querido amigo, soy José Ponce González; hijo de este matrimonio que como tú dices fue un ejemplo para nosotros y una educación en la fe.
    No hay definición más exacta que la que tú as sido capaz de plasmar en estas letras, en el tanatorio me preguntaron que como me sentía, como los pensava .mi definición de ellos siempre a sido la misma, mi padre todo lo arreglaba con bondad y mi madre con cariño....así es como siempre estarán en nuestros corazones y viven eternamente en nosotros.
    Gracias otra vez.

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  2. Preciosa carta,mejor descripción imposible.
    Siempre he dicho:cuando las cosas se hacen con AMOR siempre salen bien.Me enorgullece decir lo querida que ha sido mi Tita por todo el mundo.Muchas gracias por deleitarnos con esta carta tan prestigiosa.Un saludo💜

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  3. Preciosa carta,mejor descripción imposible.
    Siempre he dicho:cuando las cosas se hacen con AMOR siempre salen bien.Me enorgullece decir lo querida que ha sido mi Tita por todo el mundo.Muchas gracias por deleitarnos con esta carta tan prestigiosa.Un saludo��

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  4. Permíteme amigo, que comparta unas palabras en nombre de sus hijos con vosotros. Ayer se hizo en su funeral una lectura, bonita y hacertada en rasgos generales, la intención inicial no era esa pero dado el momento de sentimientos, emociones y más me fue imposible articular palabra. La idea de la lectura no era la de leer las palabras de un santo o del antiguo o nuevo testamento, la de un filosofo ni nada por el estilo; era sobre unas vidas de un matrimonio, que hasta después de muerto no dejaron de estar juntos, no es como se dijo en la lectura; Pepe y Mari Carmen no están en la habitación de al lado, estan justo a nuestro lado, en cada alegría para celebrarlo y en cada mal momento para consolar como hicieron mil veces con todos los que tenían al rededor.
    Tu recordarás amigo, que incluso llevando los dos su enfermedad con resignación, siempre tuvieron una palabra,una caricia, un nosotros estamos aquí para lo que quieras con los muchos casos de esta maldita enfermedad que visitó nuestra parroquia.
    Al igual que como en cada nacimiento era tal la felicidad que parecía otro nieto suyo.
    Solo deciros que ellos continúan entre nosotros no esperando en la otra habitación, al final del camino, ni nada por el estilo.
    Ellos siempre estaran en ese naca dispuestos a tomar algo con el que sea, q decirle que guapo estás, a tenderle la mano lo necesite o no, incondicionalmente.
    Recordarlos así, por que siguen aquí, recordarlos con una sonrisa, con una anécdota de las muchas que hay de ellos, que os haga sonreír pues así son ellos abiertos a la felicidad a la compañía a la bondad y el perdón de todo, que en estos tiempo escasea, brindar con ellos en estos momentos, pues es lo único que quieren no tristeza.
    Así son mis padres.
    Gracias otra vez por todos lo buenos momentos que pasaron con vosotros

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  5. Gracias siempre a vosotros, depositarios de un estilo de vida desde el Amor que os dieron y enseñaron Pepe y María del Carmen. Un matrimonio que quise y sé, porque me lo demostraron en vida, me quisieron. Aquí me tenéis para lo que podáis siempre necesitar. Sabed que estoy a vuestra entera disposición. Un fuerte abrazo y pensad que a pesar de la lógica tristeza ellos ya son felices porque por fin se reencontraron y están juntos al ladito de Dios.

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