miércoles, 20 de noviembre de 2013

CUMBRE EN EL VATICANO PARA LA EVANGELIZACIÓN DE LA ANCIANIDAD.

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Patricia Navas González
Hay muchas ofertas para ayudar a los ancianos a vivir bien su tiempo libre y muchas propuestas para que se sientan útiles, pero la evangelización es otra cosa. Se puso de manifiesto este martes en la presentación de una cumbre internacional que reunirá en el Vaticano a 700 expertos de la asistencia de personas mayores del 21 al 23 de noviembre.

“Evangelizar la ancianidad significa descubrir sus posibilidades internas y originales... y los valores que son sólo propios de ella... Se trata, ante todo, de una cuestión de significado, no de cosas o actividades”, destaca un comunicado del servicio de información del Vaticano (VIS) posterior a la rueda de prensa de presentación.

“Mediante la solidaridad entre jóvenes y ancianos se comprende cómo la Iglesia es efectivamente familia de todas las generaciones... –añade el texto-. Cuando la vida se hace frágil, en los años de la vejez, no pierde nunca ni su valor ni su dignidad: cada uno es querido y amado por Dios, cada uno es importante y necesario”.

La 28ª Conferencia internacional del Consejo Pontificio para los Agentes Sanitarios tendrá como tema ”La Iglesia al servicio de la persona anciana enferma: el cuidado de las personas afectadas por patologías neurodegenerativas”.

El presidente del dicasterio, el arzobispo Zygmunt Zimowski, explicó que el congreso busca “mejorar, en la medida de lo posible, la asistencia sanitaria de cara al servicio pastoral de los enfermos y de los que sufren”.

El tema de este año se ha elegido teniendo en cuenta su importancia “tanto presente como futura, las exigencias que se derivan también en términos de pastoral, y la necesidad, como ha reiterado varias veces el Papa Francisco, de hacer que la sociedad sea más inclusiva para que los sectores más débiles de la población se inserten, respeten y valoren plenamente”.

“Lo que es cierto es que la atención a la persona anciana es más que nunca prioritaria en la acción pastoral de la Iglesia”, destaca un artículo de L’Osservatore Romano sobre el próximo congreso.

Según monseñor Zimowski, actualmente las formas de demencia senil, entre las que el Alzheimer es la más difundida -más del 50%-, afectan a más de 35 millones de personas en todo el mundo y aumentan al ritmo de 7.700.000 casos nuevos al año.

“Según esas estimaciones -aseguró- en 2030, los enfermos podrían superar los 65 millones. El impacto de esas patologías es enorme: en la persona afectada, en su ámbito familiar, comunitario, y, con más amplitud, social y nacional”.

Si en muchos estados el empeño institucional en este ámbito es realmente incisivo, resulta indispensable, por otra parte, la aportación de todos los que rodean al enfermo, desde su familia a la parroquia, pasando por las estructuras apropiadas, tanto religiosas como laicas y de las asociaciones y organizaciones no gubernamentales. Todo ello marca la diferencia en la asistencia de las personas ancianas y enfermas”.

“No obstante, queda mucho por hacer. Ya en la Jornada Mundial del Anciano se puso en evidencia que las personas que ya no son jóvenes pueden correr el peligro de verse arrinconadas incluso en la comunidad eclesial.

La Conferencia abordará las siguientes temáticas: “Epidemiología y política sanitaria de las enfermedades neurodegenerativas: epidemia silente del tercer milenio”; ”Investigación y cuidados: utilidad actual y perspectivas”; “El anciano afectado por enfermedades neurodegenerativas”; “Enfermedades neurodegenerativas y lugares de atención: entre el hospital y el territorio”; Acciones preventivas y ventajas potenciales del progreso tecnológico”.

Las últimas sesiones estarán dedicadas al enfoque eclesial y se hablará de “Perspectiva teológica y pastoral” y “La acción de la Iglesia”.

Los trabajos estarán precedidos por una misa en el altar de la Cátedra de San Pedro y culminarán el sábado 23 con un encuentro de oración y reflexión antes de la audiencia con el Santo Padre.


Entre las mayores preocupaciones se encuentra la de que la enfermedad degenerativa pongan en peligro la insustituible aportación de las personas mayores a la sociedad y a la Iglesia.

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