jueves, 28 de noviembre de 2013

* DESDE VILLALUENGA: A LA FAMILIA FRANCO.

Hoy este blog vuelve abrir sus puertas para que homenajear, de esta humilde manera, a personas y familias que con su trabajo diario, con su buen hacer, con ese perfil tan humanista que los distingue han hecho o están haciendo grande a nuestro bien querido Pueblo de Villaluenga del Rosario. 

Permitidme que hoy no traiga de forma personal a un vecino concreto sino a toda una unidad Familiar porque por ser quienes son y como son merecen este lugar compartido para todos. 

Les estoy hablando de la Familia Franco. 

La Familia Franco son santo y seña en esta mi venerada localidad de la sierra gaditana.  Personas que desde siempre han estado ligada al Pueblo trabajando en los oficios y profesiones que más dedicación y sacrificios tiene: La ganadería y la hostelería. Si en algo los distingue es la constancia y el buen servicio. Nunca se les ha visto abandonar sus trabajos donde todos ayudan para sacarlos hacia adelante.  También me dijeron los viejos del lugar que hace bastante tiempo habían tenido hasta ganado de vacas lecheras. 

El patriarca, D. Diego Franco, es un caballero cristiano de los pies a la cabeza con una educación que ha sabido transmitir a sus hijos y, en consecuencia, a sus nietos.  Diego ha estado al frente del bar del Casino durante más de veinte años, sin interrupción, y ha puesto el listón demasiado alto en lo que es atender un establecimiento de estas caractarísticas. 

La antigua Pensión “Ana Mari” ha tenido fama por el calor de hogar que transmitía así como su cocina que es lo que mantiene en la actualidad. 

En esa cocina, de las de toda la vida, Ana Mari y su madre hacen las delicias de los paladares más exquisitos que tienen que venir, precisamente, al Pueblo más pequeño y bonito de la Provincia de Cádiz para saber lo que es comer bien, como siempre se ha comido en casa, cuando no había tantas prisas ni tanto estrés. 

Todo lo que sale de las manos de estas buenas mujeres están para chuparse los dedos y en especial esas auténticas croquetas caseras, esas albóndigas o cualquier caldo con fondo. ¡Qué bueno, Dios mio! 

Los viernes es tradición que casi todos los vecinos desayunen en este hogareño local un buen café caliente y las tortas de masa hechas en casa. Cuando estoy no falto a mi cita de los viernes con Ana Mari. 

Diego Franco, hijo del patriarca, además de ganadero, oficio duro y sacrificado pues tiene que dedicarle horas y horas a las cabras, a la granja y al pastoreo, también ayuda cuando hay mucho agobio en otras labores familiares. Esta Familia es de una intachable ejemplaridad  en lo referente al trabajo y en todos sus valores que los distinguen. Ellos tienen en el trabajo un deber y un servicio así de esta manera se entregan desde que amanece hasta que el sol se oculta por el Caíllo en servir a los demás por el bien del Pueblo y de su Familia porque la Familia Franco es una e indivisible. 

En esta Familia hasta los más jóvenes ejercen una ejemplar responsabilidad con el resto. Tanto Diego como Gabriel estudian, el primero en la Universidad de Cádiz y el segundo está a punto de terminar bachillerato para empezar, D.m., su carrera, y también trabajan en el campo con el ganado junto a su padre. 

Esta Familia son este tipo de personas de las que te puedes fiar porque nunca te van a traicionar. Su recta conducta, su honestidad, su coherencia de vida les hacen ser admirados en todos los sentidos. 

La Fe también ha marcado ha esta Familia. Cuando Dios está en el centro de la vida se hace presente a cada instante. Es fácil ver a Diego Franco en Misa todos los sábados o domingos en su banco de siempre, en el lateral izquierdo de la Iglesia según entras en ella, y sus nietos sor fervorosos devotos de Nuestro Padre Jesús, de la Madre de los Dolores, del Santo Entierro de Nuestro Señor así como la Bendita Virgen del Rosario. Tambíen sus cansados hombros han portado a San Roque o la Divina Pastora. Es es amor a Cristo y a María a través de la importante religiosidad popular. 

Es verdaderamente fácil hablar de unas personas tan queridas, tan estimadas, tan bien miradas por todos en un pueblo y más cuando este es tan pequeñito que todo el mundo se conoce y a la vez es complicado pues unas torpes palabras nunca podrán hacer verdadera justicia y el retrato que quiero exponer siempre se quedará corto. 

En nuestro caso particular es un auténtico honor el poder contar con su amistad, con su ejemplo, con su honestidad, con sus valores y virtudes, con su apoyo, con su compañía, con ese gesto de sana camaradería, para mí el haber conocido a una Familia con una estirpe hecha a base de trabajo, de sacrificio, de honorabilidad es una de las cosas por las que siempre le estaré agradecido a Dios y a la Santísima Virgen del Rosario. 

Mi querida Familia: 

¡Gracias por ser como sois! Gracias por estar siempre, por darnos tantos ejemplos en todos los sentidos, gracias por vuestras palabras y también por vuestros silencios. 

No se puede amar a Villaluenga del Rosario sin conocer a sus gentes porque el cuadro estaría incompleto. ¿De qué me sirven admirar tantas montañas, verdes y agrestes paisajes, coquetas calles y casas si no valoro, en su verdadera dimensión, la categoría personal  y humana de mis queridos vecinos? 

Recibid, toda esta querida Familia, un fuerte abrazo junto con mi cariño y profunda admiración. 

¡¡No cambiéis nunca!! 

Jesús Rodríguez Arias

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