Responsabilízate de tus actos, pero también de tu inacción. Si permaneces impasible ante la injusticia, si miras hacia otro lado intentando no ver la miseria, si callas ante la mentira, si te escudas en el mutismo, por cobardía o pereza, ante situaciones que están clamando a gritos un compromiso, también serás culpable de lo que no has hecho. No caigas en el pecado de omisión.
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