domingo, 4 de agosto de 2013

¿DE QUÉ ME SIRVE ACUMULAR RIQUEZAS?

¿De qué me sirven las riquezas y todo lo que pueda acumular de "valor" en mi vida si al marcharme se quedan aquí? 

¿Para qué quiero ostentar los "tesoros" de los mejores puestos si con eso puedo perder la inmortalidad de mi alma? ¿Para qué quiero la mejor de las bibliotecas si tengo los libros de adorno? ¿Por qué me muestro como no soy, ni voy a serlo en la vida?

Andamos preocupados, absorbidos, en las cosas de este mundo y nos olvidamos de ganar la Gloria que es, al fín y al cabo, para lo que hemos venido.

Parece que cuando salimos al mundo, nuestras ideas cambian, el mecanismo de nuestra cabeza es formateado para adecuarnos a las tesis de un mundo muy materialista en el que prevalece eso tan machaconamente repetido de "tanto tienes, tanto vales". A todos nos quieren clasificar según el "precio" que tengamos. Si cotizamos alto seremos codiciados y si no lo hacemos: Abandonados. 

En este mundo materialista y corrupto no existen términos medios. Los poderes del mundo, que son los poderes del Mal al cual adoran y veneran porque nunca olvidemos que el Maligno permite al hombre hacer y deshacer a voluntad, le da la efímera libertad de destruir, matar, asesinar por muy poco porque en definitiva la maldad no nos quiere para nada más que para plantar cara a su mayor enemigo: ¡Dios!

Sin saberlo nos vamos convirtiendo en simples marionetas con el cerebro borrado. Atesoramos, la vida nos va en ello, coches, casas, dinero, bienes materiales  que tienen un limitado uso y disfrute así como dejamos aparcado todo lo que de verdad nos enriquece, pero no se puede tocar. Al hombre de todos los tiempos lo que le gusta es tener cosas que se puedan ver, se puedan tocar, se puedan disponer.

Pensamos que tener tal o cual cargo es bueno para nosotros, alimenta nuestros "egos" aunque pongamos cara de que servimos mediante el mismo lo que en realidad hacemos es servirnos nosotros de ellos porque si no fuera así no me explico lo que cuesta dejar el carguito nuestro de cada día.

Poco a poco nuestra vida se va convirtiendo en lo que hemos construido durante muchos años y es verdad, no nos proporciona la felicidad que creíamos, más bien somos más infelices que antes, pero tenemos una buena "consideración" social, nos sientan en los primeros bancos, somos invitados a todo lo que huela a relevancia, nuestras opiniones se escuchan aunque pronto queden olvidadas, manejamos nuestras riquezas en bien único nuestro y tenemos muchas cosas que hemos comprado con el sacrificio de otros. Poco a poco somos seres eminentemente materiales olvidando para lo que hemos nacido y la misión a perseguir.

Después, cuando menos lo esperas, llega la oscura e injusta muerte y todo lo que eras se desvanece de la noche a la mañana y, en definitiva, todo se queda aquí: Cargo, cargas, coches, dinero, casas, intereses... Y te presentas ante Dios, que es la gran realidad, desnudo de obras de amor porque todo tu amor has sido TÚ.

En cambio si no te dejas atrapar por las garras diabólicas del Maligno, si no sucumbes a sus bastardos intereses, si te enfrentas a tu manera a esos poderes que quieren manejarlo todo, si no eres una marioneta en sus manos, si no ansías cargos, tesoros, dinero, consideraciones sino que haces de tu vida un continuo servir a los demás, siendo el brazo donde asirse todos los que están necesitados por falta de todo, de cariño, de amistad, de compañía, si ostentas alguna responsabilidad y los haces dentro de la mansedumbre y humildad que nos pide Cristo Jesús, poniendo todo en Sus Benditas Manos, si nos ocupamos de nuestras almas como nuestros mayores tesoros acumulando obras de amor que son el mejor salvoconducto para llegar ante el Padre, si eres un coherente hijo de Dios las riquezas y cosas de este mundo no te interesarán en la medida que este quisiera sino que prestarías tus servicios para hacer la Humanidad más humana, con más corazón y abierta a todos porque, en definitiva, todos somos necesarios.

Si acumulo riquezas que sean de Amor. 

En mi vida, ya estoy inmerso en la madurez, no ansío tanto el ser ni el tener sino que me siento y soy feliz en la medida que sean felices los demás. No quiero puestos de relevancia si con eso me pierdo y me olvido de cual es mi verdadera misión, no quiero consideraciones si con eso me puedo creer algo que ni por asomo soy, no quiero riquezas porque la riqueza no te da la tranquilidad, el sosiego y la paz de espíritu. Prefiero vivir en Dios y con Dios en vez de hacerlo con las cosa efímeras que pueden esclavizarme. Quiero la Libertad Plena que me da el Padre de Cielo y Tierra a la libertad condicionada que me otorga una parte del mundo que está subyugado a los poderes del Mal.

No olvidemos que el Mal existe, que el Maligno actúa o quiere actuar todos los días en nuestras vidas. De nosotros está que consiga la victoria. Si Dios triunfa en el mundo el Mal acaba desapareciendo.

Tenemos en nuestras Manos que el Bien pisotee al Mal. ¿A qué esperamos para ponernos en marcha? 

¡¡Viva siempre Dios!!

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios te bendiga.

Jesús Rodríguez Arias

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