2012-10-01 L’Osservatore Romano
Llamamiento del Papa por las poblaciones congoleñas que “a causa de los persistentes enfrentamientos armados padecen sufrimientos, violencias y profunda inquietud”. En el Ángelus del domingo 30 de septiembre —el último que ha
rezado en Castelgandolfo antes de su regreso al Vaticano al día siguiente—, Benedicto XVI manifestó “afecto y preocupación” por los prófugos de la República Democrática del Congo, en particular por las mujeres y los niños. “Invoco a Dios —expresó— para que se encuentren caminos pacíficos de diálogo y de protección de tantos inocentes”. El deseo del Pontífice es que “vuelva lo antes posible la paz, fundada en la justicia” y “se reanude la convivencia fraterna en esa población tan probada, así como en toda la región”.
Poco antes, al introducir la oración mariana, el Papa había comentado el pasaje evangélico de la liturgia dominical (Marcos 9, 38-41) con las palabras de san Agustín: “Como en la católica —o sea, en la Iglesia— se puede hallar lo que no es católico, así fuera de la Iglesia puede haber algo católico”. De aquí la llamada a los creyentes, que “no deben experimentar celos, sino alegrarse si alguien ajeno a la comunidad obra el bien en nombre de Cristo, con tal de que lo haga con intención recta y respeto”.
Explicó el Pontífice que “también dentro de la Iglesia misma puede ocurrir a veces que cueste valorar y apreciar, en un espíritu de profunda comunión, las cosas buenas realizadas por las diversas realidades eclesiales”. En cambio “debemos ser capaces, todos y siempre, de apreciarnos y estimarnos recíprocamente —exhortó—, alabando al Señor por la infinita 'fantasía' con la que actúa en la Iglesia y en el mundo”.
De Benedicto XVI una referencia, finalmente, a las palabras del apóstol Santiago “contra los ricos deshonestos, que ponen su seguridad en las riquezas acumuladas a fuerza de abusos”. Palabras que, como subrayó, “ponen en guardia frente a la vana codicia de los bienes materiales” y “constituyen una fuerte llamada a usarlos en la perspectiva de la solidaridad y del bien común, obrando siempre con equidad y moralidad, a todos los niveles”.
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