domingo, 28 de mayo de 2017

YA LA PLAYA; POR ENRIQUE MONTIEL













Diario de Cádiz
Este año hay mejoras. En la playa. Fin de la cita. O sea, no se inaugura un hotel (el emporio está en Chiclana) ni cosas así de peso, somos de mucho conformar. Ha habido mejoras en los accesos y en los aparcamientos, algunos servicios al público, cosas así. Patricia Cavada, como sabe que la playa es inmejorable, pues con tenerla aseada y darle dos o tres alegrías a los isleños que van allí, se da por satisfecha. Digo yo, que no lo sé. Y es que es verdad, la playa es inmejorable. Entendida como de la arena a la orilla, y el mar. Es un espacio natural perfecto. Que nunca estuvo allí para San Fernando. Por la servidumbre militar. O sea, un esfuerzo titánico lograr que la Isla se pudiera refrescar en esa agua, esa maravilla a la que le han venido quitando obuses y demás piezas de artillería. Somos de buen conformar, ya decía. Y ahora miramos a derecha e izquierda y vemos como los hoteles o las promociones inmobiliarias llegan hasta el mismo demanio, o se lo comen. Jiménez Barrios, que fue alcalde de Chiclana y hoy es vicepresidente del gobierno de Susana Díaz, debe sentirse satisfecho cuando contempla la obra iniciada por Pepe Mier y continuada por José María Román. El emporio hotelero del Novo, como le dicen los paisanos de Chiclana a los establecimientos de gran calidad que hay camino de Conil… Nosotros tenemos Camposoto, digo que no tenemos Camposoto. Ni suelo para ensayar un derrame por ahí que pueda completar una oferta indiscutible: playa virgen más hotel de cinco estrellas. Con o sin campo de golf. Tenemos lo que tenemos, como con todo. Y demos gracias a Dios porque la playa es, repito, una maravilla increíble. San Fernando es el Señor me lo dio y el Señor me lo quitó, bendito sea su santo nombre. Desde que Fernando VI (1713-1759) nos miró y puso al Estado a trabajar en nuestro progreso, aquel viejo Logar por donde transcurría el camino real hasta Cádiz no paró de crecer y progresar. Digo que Carlos III (1716-1788)nos llevó a lo más alto y luego el azar histórico nos situó en la Historia Constitucional de la Nación Española. Ya a partir de ahí hubo de todo, digo altos y bajos, hasta estos días que tenemos una playa maravillosa, por dación graciosa del Estado, por cierto, sin un hotel, sin un nada salvo los chiringuitos de quita y pon que dan un puñadito de puestos de trabajo y fin de la cita, de nuevo.
Ya la playa y ese auto consuelo que todos hemos oído alguna vez: el alemán que tiene que trabajar muchas horas para darse un chapuzón en nuestras aguas y lo poco que nos cuesta a nosotros darnos todos los que nos dé la gana, por na de na.
Pronto la playa, se acabaron los problemas. Carpe diem.

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