martes, 30 de mayo de 2017

SACERDOTE CHINO HACE BALANCE DE 10 AÑOS DE LA CARTA A LA IGLESIA CHINA DE BENEDICTO XVI

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Beijing (Martes, 30-05-2017, Gaudium Press) Tras diez años de la elaboración de la Carta a la Iglesia en China del Papa Benedicto XVI, el sacerdote chino P. Peter, colaborador de la Agencia AsiaNews, realizó un balance del cumplimiento de las indicaciones del Pontífice y su deseo por la recuperación de la libertad religiosa en el país que condujera a la restauración de las relaciones oficiales con el estado.
"La Carta indica no sólo la dirección para la Iglesia en China, sino que describe desde una perspectiva teológica la naturaleza especial de la Iglesia Católica y, al mismo tiempo, expresa la preocupación de la Suprema Autoridad por la Iglesia china", expuso el sacerdote. El presbítero recordó que a causa de las circunstancias históricas del país "nuestra Iglesia en China vive bajo influencia política y mantener la comunión con la Iglesia universal se hace problemático".
Ante esta realidad, producto de la persecución abierta y luego el intento de control por parte del régimen comunista, Benedicto XVI recordó en su Carta que "la Iglesia, por razón de su rol y su competencia, no se identifica con comunidad política alguna ni está atada a un sistema político", añadiendo que la Iglesia "es, a la vez, el signo y la salvaguarda de la dimensión trascendente de la persona humana". Sin embargo, en China tanto la llamada Asociación Patriótica Católica como la Conferencia Episcopal "son sostenidas y controladas por el gobierno y juegan un papel vergonzoso". El ministerio de los prelados que aceptan las órdenes del régimen se convierte en "la verdadera tragedia de la Iglesia en China" en opinión del sacerdote.
En el documento pontificio, Benedicto XVI explicó la doctrina católica sobre el Obispo, quien es "la fuente visible y el fundamento de la unidad en la Iglesia particular confiado a su ministerio pastoral". Pero para que cada Iglesia particular sea plenamente Iglesia "debe estar presente la suprema autoridad de la Iglesia, esto es, el Colegio Episcopal junto a su Cabeza, el Romano Pontífice, y nunca aparte de él". Esta doctrina es la que es atacada por el régimen comunista que busca una iglesia china autónoma e independiente y presiona a los prelados a actuar en consecuencia, teniendo éxito en un sector de la Iglesia. Por este motivo el P. Peter reconoce "un vacío entre el espíritu de la Carta de Benedicto XVI y su implementación práctica".
A pesar de esta realidad, existen Obispos y sacerdotes que defienden esta doctrina de la Iglesia. "Aunque corren el riesgo de ser puestos en prisión o desaparecer o ser sujetos de adoctrinamiento, ellos son los héroes de la Iglesia, que merecen admiración y respeto", indicó el sacerdote. Su balance menciona a varios Obispos perseguidos a causa de su fidelidad a la Iglesia a pesar de haber respetado las leyes locales. Estos prelados son señalados localmente como "testarudos", mientras que la Carta a la Iglesia en China los reconoce como "testigos de la fe", que "han sufrido y han perdonado, ofreciendo sus vidas por el futuro de la Iglesia Católica en China".
El documento reconoce "una gracia particular del Espíritu Santo" que ha permitido que a pesar de la persecución y la limitación de la libertad religiosa aún exista una sucesión apostólica legítima en la persona de numerosos Obispos legítimamente ordenados y en comunión con el Papa. El P. Peter culmina su análisis observando cómo la creación de la Jornada de Oración por la Iglesia en China expresa la responsabilidad de los creyentes de trabajar espiritualmente por el futuro de la Iglesia Católica en ese país.
Con información de AsiaNews.



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