miércoles, 10 de mayo de 2017

PARA MEDITAR


Será forzoso insistir en la idea de que todo hombre es nuestro hermano; no importa de dónde sea, de dónde venga, a dónde vaya. Y si todo hombre es mi hermano, a todo hombre debo amar y ayudar como mi hermano. 

Préstame tu vivir, remoto hermano, 
para que ponga en él lo que te falta: 
el sabor de mi pan, para tu hambre, 
para tu soledad mi compañía. 
De mi fibra, el calor para tu frío. 
De mi esperar, sostén para tus ansias. 
De mi llorar, consuelo compartido. 
De mi creer, oasis de bonanza. 
De mi luchar, valor en tu camino. 
De mi entender, la luz que te haga falta. 
Y de todo mi amor, bálsamo tibio, 
que, si vives sin Dios, te ofrezco el mío. 

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