miércoles, 24 de mayo de 2017

MÁS TRAMPA QUE CARTÓN; POR RAFAEL DUARTE

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Diario de Cádiz
Parece que piensa menos gente de la que afirma pensar. Si usted quiere andar con productos alimentarios, le exigirán el carné de manipulador de alimentos. ¿Por qué al que escribe no le exigen carné de pensador o, en su caso, de manipulador de pensamientos?
La violencia de género es, parece, la del hombre que mata a la mujer. No a la inversa ni en otras tendencias. ¿El padre que mata a los hijos? ¿La pareja que mata a su pareja de otra condición sexual? Igual ocurre con la memoria histórica. En Madrid hay calles de los comunistas más feroces y se pide sacar del callejero a los que gobernaron España tras una contienda terriblemente sangrienta, donde casi todos mancharon y se mancharon de sangre.
Quieren sacar al general Franco del Valle de los Caídos. Para despolitizarlo se dice. Propugnan enterrar en otros lugares al Caudillo y a José Antonio Primo de Rivera, que reposan juntos. No piensen que hago política. Estoy tan desengañado de ella que no creo en nada ni en ninguno de ellos. Pues bien, la idea, aparte de que yacen bajo la jurisdicción de la Iglesia, es despolitizar el Valle y lo que se conseguiría sería politizar dos lugares más. Los que cantaron el Cara al sol en Sevilla en el entierro del último ministro de Franco tendrán otros lugares para reunirse y los opositores al régimen otros lugares para sacar bocinas y pancartas. Franco, queramos o no, ha configurado cuarenta años de nuestra historia, odiado u adorado, con inquebrantables adhesiones de políticos chaqueteros, adulado, insultado, ensalzado, calumniado, pero que murió en la cama. Y no como Gadafi o Somoza. Sino con el reconocimiento internacional. Francisco Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios, como acuñaban las pesetas que queríamos ganar todos, o el anterior jefe del Estado, es una figura histórica y por lo tanto sujeta a juicios y valoraciones de toda clase. Historia que en nuestros días con el zapaterismo del cinismo, es difícil que sea objetiva. Pero pertenece a la historia y nadie podrá moverlo de ella. Soy un apasionado de la historia y tal vez convenga serlo para contrarrestar tanto despensamiento gritador y progresismo del cinismo.
En 1931, con el advenimiento republicano, quema de iglesias y toda la infamia en el fuego, a nadie se le ocurrió despolitizar el Escorial, lleno de huesos de los Reyes Austrias y Borbones. Pero recordemos que los artífices de aquella res pública fueron Ortega y Gasset, Marañón, Ramón Pérez de Ayala, Fernando de los Ríos, etc., no mindundis del titirimundi ni asesoras ameninadas. Las meninas tertulianas, recuerden. La barbolina es viral.
Como yo soy facista, he comido bocadillos durante mi servicio militar en Casa Facio, cuando era marinero de la Armada, intento pensar con discernimiento y vista de futuro.
A estos politicoides del arrebato y el insulto, me gustaría recordarles si han estudiado o enseñarles si no lo hicieron, que en 1547, Carlos V obtuvo la victoria en la batalla de Mühlberg, cuadro de Tiziano en el Prado, que cambió la vida del elector de Sajonia por la ciudad de Wittember. Allí está enterrado Lutero. El duque de Alba, el terrible Albano con el que aún asustan a los niños pequeños en Italia, le "asesoró" para que desenterrase el cadáver, lo quemase y esparciera las cenizas en un temporal ventoso.
Respondió Carlos I de España, -dejémosle reposar. Ya en Cristo ha encontrado su juez. Mi guerra es sobre los vivos. No sobre los muertos. La clase, la elegancia, la nobleza es así. Quitando a Franco o a Varela, el populismo se degrada más aún… Más todavía. Y el odio no parará de crecer.

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