lunes, 8 de mayo de 2017

FRANCISCO AL COLEGIO PORTUGUÉS: "SI FALTA LA RELACIÓN CON MARÍA, HAY ORFANDAD EN EL CORAZÓN"

ZENIT – Espanol


El Santo Padre recibe en el Vaticano a los seminaristas e integrantes del Colegio con sede en Roma
(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 8 Mayo 2017).- El papa Francisco recibió este lunes en el Vaticano al los integrantes del Colegio Portugués de Roma, pocos días antes de su viaje apostólico como peregrino al Santuario de Fátima, el próximo jueves 12 y viernes 13 de mayo.
Señaló que para los pastorcitos “el encuentro con la Virgen fue para ellos una experiencia de gracia que los hizo enamorarse de Jesús. Como tierna y buena maestra, María introdujo a los pequeños videntes en el conocimiento íntimo del Amor Trinitario llevándolos a saborear a Dios como la más bella realidad de la existencia humana”, dijo.
En sus palabras a la comunidad del Colegio, en la Sala del Consistorio, el Santo Padre les recordó que “tener una buena relación con la Virgen nos ayuda a tener una buena relación con la Iglesia”, porque “las dos son madre”.
Citó el comentario de san Isaac, abad de la Stella, que enseña: “Lo que se puede decir de María se puede decir de la Iglesia y también de nuestra alma”. Porque las tres son madres y las tres dan vida. “Es necesario –insistió el sucesor de Pedro– cultivar una relación filian con la Virgen, porque si esto falta, hay algo de huérfano en el corazón”.
“Un sacerdote que se olvida de la Madre –prosiguió Francisco– y sobre todo en los momentos de dificultad, es un sacerdote al que le falta algo. Es como si fuera huérfano aunque en realidad no lo es. Se ha olvidado de su madre”.
“Busquemos refugio bajo el manto de María una madre que nos lleva de la mano y nos enseña a crecer en Cristo y en la comunión fraterna”. “Mírenla y déjense mirar por ella, porque es su Madre y los ama mucho; déjense mirar por ella para aprender a ser más humildes y valientes en el seguir la Palabra de Dios”, dijo
Para reiterar la idea, el Papa señaló que “en los momentos difíciles un niño va hacia su madre, siempre”. Y la palabra de Dios, concluyó, nos enseña a ser como niños que van a los brazos de su madre.

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