miércoles, 24 de mayo de 2017

BLAS GUTIÉRREZ BENITEZ.

Llegó el miércoles y con él Diego Martínez Salas con sus "Raíces de Grazalema".

La verdad es que esta sección se ha convertido en un clásico en SED VALIENTES que es esperado por muchos pues con esta publicación recuerdan sus ayeres que ha quedado reflejado en ese sitio web que creara nuestro querido y admirado Diego con un valioso equipo de colaboradores que se dedicaron en cuerpo y alma a Grazalema.

Hoy traigo de nuevo a un personaje muy querido de este precioso pueblo para que así sirva de recuerdo que perdure en el tiempo tal y como era el deseo de Diego Martínez Salas.

Blas Gutiérrez Benítez es el artículo que se publicara en su día en "Raíces de Grazalema" y que hoy vuelve a tener cabida, hoy se hace presente, por medio del medio que dirijo para que sirva de homenaje a la memoria de Diego que hace tan solo unos días hubiera cumplido años.

Con mi admiración siempre para su viuda, hijos, madre, familia, amigos, colaboradores así como para todo el pueblo de Grazalema y los grazalemeños todos sin distinción.

Recibid un abrazo con sabor a eternidad,

Jesús Rodríguez Arias 

raicesdegrazalema.wordpress.com

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Blas Gutiérrez Benítez nace en Grazalema el 14 de octubre de 1922 y con 91 años muere el 25 de agosto de 2014. Como muchos grazalemeños, Blas es un hombre del campo. Criado en los valles y estribaciones de la sierras de Villaluenga y Montejaque (Barrida, Patagalana o El Apeo) los primeros años de su vida adulta los dedica durante más de una década al oficio improvisado y autodidacta de “maestro del campo”. De aquella actividad siempre recordará cuando, pasados los años, en los días de fiestas de Grazalema se encontraba con muchos vecinos de los campos de la Ribera de Gaidovar y Arroyomolinos de Zahara quienes siempre le saludaban agradecidos por lo aprendido con sus lecciones y su dedicación en aquellos difíciles tiempos.

Posteriormente trabaja durante un breve periodo en un comercio en Villamartín, pasando en 1956 a regentar el tradicional negocio de la Puentezuela conocido como “El Cafelillo” que transforma en tienda de ultramarinos siendo durante más de cuarenta años la “Tienda de Blas” de Grazalema. Nombre muy extendido al que contribuyó la moda de la década de los 60 a los 80 del siglo XX de colocar en las cocinas de las viviendas los almanaques o calendarios que regalaban a sus clientes las tiendas del pueblo. Durante la década de los 70 tuvo un segundo comercio en la calle de Las Piedras frente a la Plaza de abastos contribuyendo a la actividad bulliciosa de aquellos años de aquel mercado.  Ideó un sistema de estímulo de las ventas gratificando a los clientes por sus compras con unos puntos que después canjeaban por regalos.

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En 1958 se casa con Aurora Nieto Castaño, nacida el 8 de agosto de 1934 en El Gastor y criada en Arroyomolinos (Zahara de la Sierra). Precisamente ella  fue una de las alumnas de Blas en los años que estuvo de maestro en Arroyomolinos, por lo que gran parte de sus conocimientos se lo había enseñado su marido. El matrimonio tiene siete hijos que crían en las esquinas de la Puentezuela; un lugar que entonces competía en ajetreo con la plaza del pueblo ya que concentraba gran actividad con la presencia de dos barberías, el cuartel de la Guardia Civil, el estanco, panadería, lechería, puestos de uvas y hortalizas del campo de varios vecinos, etc.


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Aurora,  incansable trabajadora,  en los muchos años de la tienda ha sido una mujer muy querida por la clientela demostrando muchas dotes para aquella actividad y las relaciones humanas. Llegó a organizar cursos de costura con máquinas de coser para las chicas del pueblo. Y en los años 70, 80 u 90 no había una joven del pueblo que fuese a casarse que no acudiese a visitarla para ir haciendo su ajuar en especial de vajilla y cristalería que ella le reservaba. En aquellos años la tienda fue también la de Aurora. En ella podía encontrarse todo lo que algún vecino necesitara, absolutamente todo, desde comestibles, ferretería, droguería, muebles, perfumería, regalos, mercería, calzado, butano e incluso tuvo durante años una máquina de forrar botones muy usada por las costureras del pueblo. El escaparate de su comercio, especialmente colmado de juguetes en las vísperas de los Reyes Magos fue una experiencia especial para los niños del pueblo que esperaban cada año las novedades en unos años sin apenas televisión. El horario era tan extenso que se atendía al público incluso los domingos por la tarde o a las horas de la comida. La imagen de Aurora, como las de otras muchas mujeres del pueblo, era muy características antes del amanecer barriendo las extensas puertas de su casa, dando los buenos días a los pastores, arrieros u otras mujeres que acudían a comprar el pan para preparar la “talega” (almuerzo) a sus maridos antes que se marcharan al trabajo del campo.

Los difíciles años de la emigración de muchos grazalemeños a Alemania, Francia o Barcelona, la “tienda de Blas y Aurora”, como otros comercios del pueblo, contribuyeron con su actitud a hacer posible que muchas familias pudiesen salir adelante mientras recibían los primeros envíos económicos de los que estaban lejos.

La inquietud por las cosas del pueblo de Blas lo lleva también a ser concejal del ayuntamiento en dos ocasiones. Durante  el tiempo del Régimen franquista en la penúltima legislatura siendo alcalde Sebastián Vázquez Pomar. Y durante la primera legislatura de la democracia cuando es elegido en 1979, en la candidatura de la UCD de Adolfo Suárez, siendo alcalde Antonio Mateos Salguero.


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Durante los años 70 (desde este año hasta 1979) ejerce de director de Cáritas parroquial de Grazalema. Institución que, dada la ausencia de otras que posteriormente han aparecido en la sociedad andaluza como los servicios sociales, tuvo durante aquella década cierta relevancia local.

Con la inestimable ayuda de Rafael Campuzano Mateos, entonces director de la Caja de Ahorros de Ronda y subdirector de Cáritas, de Rafael Menacho “Malagueño” y de otros colaboradores, como José León Suárez, el practicante, entre las actividades anuales tuvieron en esta década de los años 70 la compra del Toro de Cuerda de la Virgen del Carmen. Con enormes sacrificios aquellos toros se pagaban con la aportación voluntaria de los grazalemeños y veraneantes, por lo que en las vísperas se visitaban de casa en casa y en los lugares públicos a todos para solicitar su colaboración. Posteriormente, se publicaban la lista con la totalidad de las aportaciones y lo recaudado además de lo percibido en la venta de la carne del toro vendido en la plaza de abastos.

En aquellos años de necesidad y escasas coberturas sociales, Cáritas tenía una amplia nómina de más de cien socios vecinos del pueblo que pagaban una cuota mensual, cada cual según sus medios, de cuya recaudación se encargaba el inestimable colaborador y siempre formal Antonio Diánez Chacón.

Con las aportaciones de aquellas cuotas y los beneficios del toro se hicieron intervenciones asistenciales importantes para aquellos tiempos como fueron, entre otras, la compra de algún solar y la construcción de viviendas a familias necesitadas, el arreglo de otras viviendas para las necesidades de personas enfermas y mayores, la compra de ropa y bienes de abrigo para otras familias, gestiones para solucionar pensiones y ayudas médicas a personas necesitadas, etc.

La personalidad de Blas se hizo tomando como referencia aquella primera actividad de “maestro del campo” y su carácter autodidacta. Se consideraba una persona del campo por lo que apreciaba con entusiasmo ese mundo que lo ejerció cuanto pudo sobre todo en los últimos años de su vida, sintiendo gran pasión por los Terrajos; llegando a producir con las cosechas de uva su propio mosto. Y también fue una persona culta y un lector permanente, suscrito a revistas y publicaciones entre las que no faltaron durante cincuenta años las Selecciones del Reader´s Digest y otras muchas monografías y colecciones. Amaba los libros y el conocimiento y sobre todo los contenidos de la enciciclopedia (tuvo varias algunas especializadas) investigando constantemente cada temática que le produjera alguna curiosidad. Así con todo el que tuvo ocasión fue capaz de hablar como un especialista de los más variados temas tanto los de carácter cultural, artístico, histórico, geográfico, educativo o profesionales; incluyendo los de carácter médico y de la salud que estudiaba con profundidad.

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