Hoy Viernes de Dolores quiero compartir con vosotros el artículo que ha publicado el Boletín de mi querida Hermandad Sacramental de Misericordia de San Fernando y que lleva por título: "Ser anticatólico".
Agradecer muy de veras a la Junta de Gobierno de esta Hermandad isleña a la que pertenezco hace ya 31 años la confianza depositada en mi persona por segundo año consecutivo. Debo reconocer que para mí supone un honor el colaborar de esta forma con la misma.
Además, lo que son las cosas de Dios, este año he tenido el inmenso orgullo de compartir artículo con mi querido y siempre admirado Enrique Montiel Sánchez que también ha publicado uno de sus inmejorables artículos en este tradicional Boletín que cada Cuaresma edita la Hermandad Sacramental de Misericordia.
Gracias por publicar este artículo donde se llaman las cosas por su nombre, por ser valientes en un mundo donde prima la cobardía, por ser testigos de Jesús ante tanto fariseismo hipócrita como nos rodea.
Jesús Rodríguez Arias
SER ANTICATÓLICO
Ser
anticatólico hoy en día es un vestido en el que muchos caben donde se
encuentran tan cómodos y además con el visto bueno de una parte de la sociedad
que no es que no comparta la misma religión sino que ha sido educada en todo lo
contrario. Se puede ser cristiano pero eso de católico amigo mío es otro
cantar. A la Iglesia hay que atacarla ya sea desde dentro o por fuera según una
línea que fue fijada hace mucho y cuyo itinerario se cumple a rajatabla.
Intento diferenciar
al anticatólico del agnóstico pues el primero tiene una obsesión enfermiza
contra todo lo que huela a Dios así como a la Madre Iglesia a la cual quiere
perseguir de la manera que sea hasta hacerla desaparecer del espacio público
que no olvidemos es de todos y por tanto también de los católicos. No sé cuántas
veces he escuchado a propios y extraños eso de que tenemos que vivir nuestra fe
dentro de las sacristías. El anticatólico persigue con sus hechos y actuaciones
el borrar de nuestra propia historia las raíces cristianas que fundamentaron a
Europa.
El
cuestionamiento de la Navidad, de la Semana Santa y de todas las celebraciones
religiosas que tanto fervor devocional generan es la primera piedra de arranque
para crear la duda sobre la idoneidad de su celebración.
Nos movemos
en unos momentos históricos muy singulares y también significativos como
corresponde a toda etapa que sigue a una grave crisis que no solo ha sido
económica sino de valores y creencias así como de modelo de sociedad. Esto ha
quedado muy bien reflejado en el libro de mi querido y siempre admirado José
Manuel Otero Novas titulado “El retorno de los césares” el cual recomiendo
porque podremos entender mucho de lo que a día de hoy estamos viviendo.
Expongo
algunos ejemplos que seguro os serán conocidos. ¿Cuántos tenemos amigos que se
dicen ateos que critican todo lo que la Iglesia hace, que dicen bien a las
claras que toda la culpa es del Señor y manifiestan eso de que “no creo en Dios
pero si en el Papa Francisco”?
Este es un
arma muy destructiva que utilizan los anticatólicos pues hacen uso de la figura
del Santo Padre para atacar sin medida a la Iglesia, a cuantos la conformamos y
por tanto a Dios. Este argumento es bien acogido por “propios y extraños” que no
analizan la maldad que lleva implícita tal aseveración.
¿Existen
anticatólicos en la Iglesia? ¡Por supuesto! ¿Y en las Hermandades y Cofradías?
¡También!
Eso se ve
bien a las claras gracias a las redes sociales pues son muchos los que se
“parten la camisa” por su cofradía, son grandes conocedores del mundo que rodea
a este apostolado pudiendo incluso exaltar lo que se disponga pero que no solo
no se sienten Iglesia sino que la atacan abiertamente en el medio público
desdiciendo con su testimonio todo gesto y palabras dichos con anterioridad.
Este es un
hecho que se está produciendo en el seno de muchas hermandades y que se debería
atajar ejerciendo en alguna manera la tan manoseada corrección fraterna pues
las Hermandades y Cofradías son parte de la Madre Iglesia y si se critica a la
segunda se desprecia y de qué manera a las primeras.
El ámbito
público en el que nos tenemos que mover no solo abarca la calle sino las redes
sociales o cualquier lugar donde confluyan un intercambio de mensajes a modo de
conversación. Estamos obligados a defender nuestra Fe, a evangelizar, a ser
valientes y dar la cara por quién la dio por todos nosotros: ¡Jesús!
Porque si
no, si no damos un testimonio creíble de nuestras creencias, si no defendemos a
nuestra Madre la Iglesia de la cuales somos miembros desde el mismo momento de
nuestro bautismo, si miramos para otro lado cada vez que los anticatólicos y
quienes los dirigen intentan emponzoñar la fecunda fuente que alimenta nuestra
fe, si lo consentimos todo no servirá para nada el revestirse cada Jueves Santo
con nuestra túnica ni mirar a los ojos a Cristo que con la cruz a cuesta va
entregando Misericordia y Piedad a cada pisada mientras nosotros le damos
traicioneras puñaladas como los besos del mismo Judas.
Un año más
agradezco a nuestra querida Hermandad Sacramental de Misericordia por la
confianza que ha depositado en mí para que escribiera un nuevo artículo para
nuestro boletín de Cuaresma. Es un honor y también un privilegio.
Recibid un
fraternal abrazo,
Jesús
Rodríguez Arias
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