altó a la fama cuando Benedicto XVI se convirtió en el primer Papa de la historia en lanzar un mensaje en Twitter. Gustavo Entrala y la agencia de publicidad 101, que dirige junto a su socio Carlos García-Hoz, han sido los culpables de la revolución digital que en los últimos años ha acontecido en la Santa Sede: el portal News.va, el Twitter de @Pontifex, la aplicación The Pope...
En la siguiente entrevista a Cataluña Cristiana, Entrala explica: “Estamos en un proceso de trabajo con la Santa Sede para que se pueda interpretar lo que la gente está diciendo al Papa en Twitter. Nos gustaría tener una visión sobre qué mensajes del Papa tienen más eco, qué críticas recibe, qué críticas recibe la Iglesia... Si no comunicamos en un ámbito de diálogo no estaremos siendo eficaces”.
En los últimos tiempos incluso se ha mostrado algo receloso con el uso que hacemos de los nuevos medios digitales. ¿Vive un cierto desencanto tecnológico?
Más que desencanto, he tomado conciencia de que estos medios pueden llegar a ser muy adictivos. Al tenerlo todo integrado en el teléfono móvil, cada vez es más fácil obtener una recompensa emocional: recibir una alabanza o que la gente se ría con un chiste tuyo...
Nos pasa, por ejemplo, con los mensajes de Whatsapp. Ponemos un mensaje y esperamos respuestas. Y si nadie responde, nos enfadamos o nos entristecemos. Esto está llegando a ser un problema en matrimonios, en familias, en grupos de amigos...
Otro fenómeno que me preocupa es cuando nos reunimos para comer y todo el mundo está con el móvil. El móvil te contesta más rápido, te da inputs emocionales fuertes, la reacción es más instantánea que a nivel personal... Por eso a menudo acudimos a él como huida del mundo real.
Las redes sociales son estupendas en muchos sentidos, porque nos permiten compartir conocimiento y estar en contacto con la gente, pero hay también un punto de ego y de recibir atención a través de estos medios que puede llegar a convertirse en algo enfermizo.
Pese a los riesgos, la Santa Sede ha apostado de lleno por estar en estos nuevos areópagos. Y en esta apuesta usted ha tenido mucho que ver.
Insisto en decir que son un medio fantástico si se hace un buen uso de ellos. El Papa está muy contento por poder dirigirse cada día a más de 10 millones de persones en el mundo. Y un número que está creciendo. Pero nunca lo utiliza para hablar sobre sí mismo, no es autorreferencial, sino para anunciar a Jesucristo.
Cuando hemos sugerido a la Santa Sede la posibilidad de introducir elementos más personales, nos han dicho siempre que no, que el Papa quiere utilizar las redes sociales para acercar a la gente a Jesucristo. No tiene ningún interés personal por aparecer él. Y quiere hacerlo todo muy sencillo.
Se le ha propuesto también tener un equipo de gente para que conteste a las personas. El Papa ha dicho que quiere mantenerlo natural, que sea algo real...
Él no tiene tiempo durante el día y no maneja estos instrumentos con pericia. Así que hoy por hoy sólo se plantea decir cosas que le parecen que pueden inspirar. Ya veremos si más adelante se forma un poco en nuevas tecnologías e interacciona con algunas personas.
Bergoglio no tenía ni siquiera móvil siendo arzobispo de Buenos Aires. ¿Costó convencerle para entrar en el mundo digital?
Cuando renunció Benedicto XVI nadie sabía si el Papa iba a seguir utilizando Twitter. Se pensaba hablar con el nuevo Papa dos o tres días después de su elección para decirle que tenía 3 millones de personas que le estaban esperando en Twitter y que si quería podía utilizar este canal.
El Papa Francisco dijo que sí, que seguiría lanzando mensajes en Twitter y al principio empezó escribiendo un mensaje el miércoles y otro el domingo, coincidiendo con las audiencias y los ángelus.
Poco a poco el Papa ha ido entendiendo mejor el fenómeno y sus enormes posibilidades. Le ha gustado mucho el hecho de dirigirse a más de diez millones de personas con una frase muy concisa.
Por eso ahora, prácticamente todos los días, lanza un mensaje. La mitad de los mensajes son suyos, escritos de su propio puño, y la otra mitad son frases extraídas de las homilías de Santa Marta, del Ángelus o de la audiencia de los miércoles.
La idea es que sus seguidores, todos los días, en torno a las tres de la tarde (hora española), reciban un mensaje inspirador.
Un mensaje de sólo 140 caracteres.
La gente hoy no tiene demasiado tiempo para consumir medios de comunicación. Por eso
la comunicación, para ser efectiva, ha de tener un nivel muy sintético, casi de titular.
La comunicación de la Iglesia tiene que adaptarse a esta nueva situación.
La mayoría de gente no tiene tiempo de leer una encíclica del
Papa. Por eso es tan bueno hacer de cada mensaje una visión muy sintética para que la gente lo capte. El Santo Padre ha entendido muy bien esto.
¿Pueden ser profundos mensajes tan cortos?
La síntesis y la concisión no quiere decir necesariamente que el mensaje se debilite o sea más superficial. Lo que dice el Papa en Twitter son cosas muy profundas, que interpelan, y te hace pensar.
Yo, como publicitario, reconozco que no hay nada como un mensaje breve, conciso y claro para que la memoria lo retenga y te influya en la vida. Por eso la comunicación basada en frases muy cortas es tan efectiva, porque condensas mucho en muy poco espacio.
¿Qué otras características hacen de Francisco un buen comunicador en el
mundo digital?
El Papa Francisco es también muy gestual, muy cercano a la gente y sus imágenes se difunden con mucha facilidad a través de las redes sociales. En el momento actual toda la comunicación está orientada a gestos y momentos concretos.
Más allá de las cifras espectaculares de seguidores, ¿cómo interactúa el Papa en las redes sociales?
Estamos en un proceso de trabajo con la Santa Sede para que se pueda interpretar lo que la gente está diciendo al Papa en Twitter. Nos gustaría tener una visión sobre qué mensajes del Papa tienen más eco, qué críticas recibe, qué críticas recibe la Iglesia... Si no comunicamos en un ámbito de diálogo no estaremos siendo eficaces.
¿Pero es posible dialogar en las redes sociales?
Los profesionales de la comunicación digital hemos estado mucho tiempo difundiendo la idea del diálogo a través de las redes sociales, pero es verdad que no está tan claro.
Twitter, por ejemplo, es un gran mercado de ideas y contenidos, pero la virtualidad y brevedad de los mensajes hace muy difícil un verdadero diálogo humano.
Al mismo tiempo, la propia naturaleza del medio invita a la controversia. Como no ves al otro, no lo escuchas y no te haces cargo de sus circunstancias, enseguida se convierte en un partido de ping-pong, sin mucho sentido...
No creo en las redes sociales como lugar en el que se puedan generar relaciones reales. Lo que sí ocurre es que en las redes sociales puedes conocer a gente con la que después inicias una relación personal.
Leer aquí la entrevista completa, publicada originalmente en el semanario Cataluña Cristiana.
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