Patricia Navas González
El Papa Francisco volvió a detenerse para saludar a un hombre con el rostro desfigurado este miércoles en su trayecto por la plaza de San Pedro antes de la audiencia general.
Le miró de frente, con amor, habló con él durante varios segundos y lo abrazó. Las cámaras registraron ese emotivo momento y la fotografía ha vuelto a dar la vuelta al mundo, como ocurrió hace unos días cuando el Papa saludó a Vinicio, un hombre con numerosos tumores en la piel.
Desde su nombramiento como Papa, Francisco ha sorprendido por su cercanía -también física- a personas de todo tipo. Ha acariciado a enfermos, a poseídos, a presidentes de Gobierno, a niños, a ancianos...
Con estos gestos ha mostrado que, como san Francisco de Asís, no se aleja de las llagas de Cristo, sino que se acerca y acoge las miserias humanas, desde las físicas y más evidentes, hasta las morales y más ocultas.
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