lunes, 18 de noviembre de 2013

MONS. OSORO CLAUSURA EL CONGRESO DIOCESANO PARROQUIA Y NUEVA EVANGELIZACIÓN.




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La comunidad cristiana construye la nueva ciudad
«Todas las periferias existenciales de los hombres deben ser alcanzadas por la comunidad cristiana», señaló el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, al término del Congreso diocesano Parroquia y nueva evangelización, con el que la Iglesia en Valencia ha querido reflexionar sobre el papel de la parroquia «en los nuevos escenarios en los que vive la Humanidad»
Un momento de la Eucaristía conclusiva del Congreso,
en la catedral de Valencia. Foto: Javier Peiro / AVAN
El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, clausuró el pasado domingo el Congreso Parroquia y nueva evangelización, con el que la Iglesia en Valencia ha querido reflexionar sobre la proximidad de la comunidad cristiana a la vida y la historia de los hombres.
En el encuentro, que contó con la participación de más de 1.600 personas, se ha demostrado «que la comunidad cristiana es la que regala, anima y construye una nueva ciudad, para dar sentido y vida a este mundo con el rostro de Jesucristo», según destacó el arzobispo en la homilía de la Eucaristía conclusiva. Para monseñor Osoro, los cristianos quieren ser «un don para esta Humanidad que está rota, dividida, que no tiene metas y que, a veces, tiene oscuridades terribles, que no pone en el centro a la persona, al ser humano como lo ha puesto Dios mismo».
Por eso, al término de la homilía, el arzobispo diocesano invitó a los fieles «a salir de nuestras parroquias y dejar de estar encerrados en nosotros mismos, a dejar de estar dando siempre vueltas a lo que nos es importante y tomarnos en serio nuestra vida».
La parroquia, en la sociedad
En su Carta pastoral dominical, dedicada también al papel de la parroquia, monseñor Osoro recalcó que «necesita volver a ser pensada», porque «en los nuevos escenarios en los que vive la Humanidad, en los que se interpreta la vida de manera diferente, la comunidad cristiana tiene que saber hacerse presente, dejándose llevar por la fuerza renovadora del Espíritu Santo».
Así, el arzobispo ha dado las claves para que «la parroquia ofrezca la luz, que es Cristo, sobre estas diferencias humanas que se dan en la vida», señalando que debe vivir «injertada en la sociedad, metida en ambientes donde la disgregación y la deshumanización se manifiestan de una manera clara, donde el ser humano vive desorientado». Y añadió: «Todas las periferias existenciales de los hombres deben ser alcanzadas por la comunidad cristiana».
Cristina Sánchez Aguilar

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