domingo, 23 de junio de 2013

¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE SOY YO?

Y vosotros, ¿Quien decís que soy yo?

Esta cuestión no la planteo yo, en primera persona, porque sería un verdadero acto de soberbia. No soy digno de plantear nada a nadie porque solo soy una hormiguita más, un trabajador de la viña del Señor que intenta llevar su Palabra, con los talentos que me ha proporcionado, a todos los confines de la tierra por medio de este blog.

Esta pregunta nos la refiere Jesús en el Evangelio de hoy. Se lo preguntó a los discípulos y nos lo pregunta a nosotros y quiere que le contestemos desde la intimidad del corazón que siempre está contrito y anhelante cuando estamos en Su Presencia.

¿Quién es Cristo para nosotros?

Es el Señor, Dios y hombre verdadero aunque lo tengo alejado de mi vida. Le rezo, de forma mecánica para llevar el cumpli-miento de cada día y después sigo con mi vida, que en demasiada ocasiones está muy alejada de Él porque no dejo que habite en mi corazón. ¡Es el Señor, pero no de mi vida!

También es una imagen, de madera policromada o de barro, y cuando voy a Su Casa, que también es la mía, paso por delante del Sagrario, del Tabernáculo donde está Su Sacratisimo Cuerpo que es Presencia Viva de Dios Vivo, como si no hubiera nada pues mi fe, mi devoción, mis anhelos y oraciones van encaminadas hacia la imagen que corona nuestras almas y que representa a Jesús, el mismo Jesús, que está justamente al lado en el Sagrario.

Muchas veces he escuchado por boca de creyentes, con alguna responsabilidad en Movimientos de la Iglesia, que a ellos los que le llena de la Procesión del Corpus es la imagen del Patrón, Patrona, algún santo, y aunque participando de la Eucaristía y el Cortejo, pero que la Custodia en la que va entronizado Jesús Eucaristía no significa nada y que si por ellos fuera, no saldría a la calle. Le contesté que el único que precisamente debía salir era Jesús Sacramentado y que los demás eran totalmente complementarios aunque no imprescindibles.

Otras veces podemos pensar que Cristo es la Misa a la que asistimos y no participamos. No os podéis ni imaginar la tristeza que me causa el ver a muchos fieles que han celebrado la Eucaristía pero no participan de la Comunión, no comulgan porque no dejan llamar a Dios en sus corazones y ponen excusas de que no se confiesan o... Para comulgar hay que estar preparados y para eso está el Sacramento de la Reconciliación. Cuando confesamos nuestros pecados y faltas ante el Señor por medio de sus Ministros descargamos los pesados fardos que entorpecen nuestras vidas. 

También los hay que no pueden confesar, y son coherentes porque creen en Jesús, porque se encuentran en una situación irregular; llámense divorciados, los que viven en pareja sin estar casados, los que por alguna circunstancia, y dentro de su fe, no se ven que están preparados para recibir al Señor.

No puedo decir quién es Cristo para vosotros, esa es una pregunta que os debéis y le tenéis que responder a Él en medio de vuestra intimidad personal, puedo decir y lo hago en voz alta quién es Jesús para mí.

Cristo Jesús es mi TODO, lo necesito a cada instante de mi vida, lo anhelo cada momento y para mi ser es imprescindible que lo visite todos los días en el Sagrario donde me espera con los brazos abiertos para que le hable, le cuente mis problemas, y los de los demás, le haga partícipe de mis alegrías, que son las suyas, le pida por lo que creo que es necesario para mi vida aunque no lo sea en verdad, para darle gracias por estar siempre conmigo y demostrármelo a cada instante. 

Él me trata, como lo que soy, un ser especial para Su Corazón, una persona única. Todos somos únicos ante la mirada de Dios Nuestro Señor, no lo olvidemos. Somos parte de Su Obra Creadora y eso nos hace únicos e irrepetibles. Y Jesús, en el Santísimo Sacramento del Altar, nos recibe como quién verdaderamente somos: Sus hermanos, sus hijos, su Todo porque por nosotros vino al mundo, por nosotros predicó y nos dejó su Palabra, sus Enseñanzas, por nosotros padeció, fue martirizado, sacrificado hasta morir en la Cruz, que era la muerte más humillante e ignominiosa hasta que llegó Él, para después Resucitar y Ascender a los Cielos para no volver a irse nunca más de nuestras vidas, para estar de forma permanente con nosotros, los descarriados hijos de Eva que fuimos llevados al rebaño por medio del Buen Pastor.

Soy lo que soy gracias a Dios y no quiero ser otra cosa, ni alguien, ni nada si el precio a pagar es separarme de Él. "Super Omnia Christus", Sobre todas las cosas Cristo dice el lema de mi Hermandad de los Estudiantes de San Fernando, en la cual crecí en la fe hasta hacerla madurar. Los mayores de mi Hermandad me demostraron con hechos y con palabras que Cristo está siempre sobre todo y sobre todos.

Desde aquí, desde esta intimidad espiritual en la que estoy sumergido, quiero agradeceros a todos vuestras oraciones por la recuperación de Mamen porque gracias a vosotros y a Dios se ha conseguido que se restablezca y ya esté en su casa. Cómo decía el Padre del hijo pródigo: "Estaba muerta y ha resucitado" y lo ha hecho gracias a la fe y a la buena voluntad de tanta buena gente que habita en todos los confines de nuestro mundo.

Os pido, desde el corazón, que sigáis haciéndolo por mi suegra, Conchi, porque todavía su estado es algo delicado y por eso sigue ingresada en el hospital después de más de quince días. 

Jesús, en la intimidad que ahora me rodea, te he contestado con voz alta a tu pregunta. Sé que soy torpe y no puedo llegar a expresar con palabras lo que siento por Tí, lo que te Amo y Necesito aunque sabedor de mis limitaciones, Sabrás perdonar a este humilde trabajador de Tu Viña.

Y ahora, os toca a vosotros cuando Jesús os pregunta: ¿Quién Soy para vosotros? ¿Quién dice la gente que soy YO?

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

Jesús Rodríguez Arias

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