MADRID- De los ocho yihadistas de la red Al Qaeda que fueron detenidos el viernes en Ceuta, cuatro eran considerados como captadores y los otros estaban ya preparados para viajar a Siria, con el fin de incorporarse a las facciones de dicha red criminal, según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto.
Al frente del grupo estaba un español de origen marroquí, cuya fotografía ya fue destacada en la edición de ayer de nuestro periódico y que responde al alias de «Marquitos» y que tenía contacto directo con Al Qaeda. Los nombres completos de los arrestados no han sido facilitados al haber sido declaradas por el juez secretas las actuaciones.
Una vez en este país, al que debían llegar pasando siempre por Turquía y tras seguir varios itinerarios a través de Europa, podían participar en acciones suicidas o incorporarse directamente a los combates contra las tropas del régimen del presidente Asad. Al menos eso es lo que se les indicaba en las charlas de adoctrinamiento.
La captación de los nuevos yihadistas se hacía entre aquellos que mostraban una mayor religiosidad o eran asiduos de las mezquitas de Ceuta consideradas como más radicales. A partir de ese momento, pasaban a ser controlados por el mundo clandestino de Al Qaeda que, en el caso de Ceuta, se centra en la barriada de El Príncipe, con sus calles estrechas y pasajes intrincados, donde la vigilancia de los investigadores policiales ha sido muy complicada.
Los arrestados, que contaban con la complicidad de habitantes del barrio, algunos menores de edad, que hacían la labor de vigilantes para tratar de detectar la presencia de personas que pudieran pertenecer a las Fuerzas de Seguridad o que no formaran parte de los ambientes del radicalismo islamista, cambiaban constantemente de domicilio.
Las medidas de seguridad que adoptaban, antes de cualquier convocatoria, eran extremas y, si algo les infundía la menor sospecha, abortaban la sesión y la convocaban para otra fecha y en otro lugar. Contaban con una nutrida red de pisos para las reuniones clandestinas.
Aunque los detenidos no serán presentados en la Audiencia Nacional hasta mañana, los investigadores recuerdan que los individuos que pertenecen al terrorismo islamistas rara vez prestan declaración ante las Fuerzas de Seguridad o ante el juez. El período de arresto lo dedican a rezar y normalmente se niegan hasta a comer. Se trata de sujetos fanatizados para los que guardar el secreto de lo que saben se convierte en una obligación ineludible. Los investigadores no descartan que algunos de los captadores, que encabezaba «Marquitos», hayan viajado en algún momento fuera de Ceuta, a las zonas de conflicto, como Siria, para reunirse con los representantes de Al Qaeda y recibir las consignas sobre las actuaciones a seguir. Asimismo, conocer de primera mano las necesidades de nuevos militantes, para acciones suicidas o para el combate, que precisaban las facciones de la red terrorista que encabeza Ayman Al Zawahiri.
Los investigadores van a examinar, asimismo, el material que se les ha incautado a los detenidos, entre el que figuran videos y textos con los que aleccionaban a los nuevos yihadistas. Se trata de una labor perfectamente planificada para convencer al terrorista «neófito» de que todos aquellos que no son radicales islamistas, incluidos muchos musulmanes que no están de acuerdo con sus métodos, son enemigos a batir, «pecadores» e «infieles» en definitiva, a los que hay que liquidar.
Del mismo moso, tratan de determinar el nivel que tenía «Marquitos» dentro de la red Al Qaeda y las células que actúan tanto en Ceuta como en Melilla, dentro de una labor que no incluye sólo la captación de militantes para los conflictos de Siria y Afganistán. Los planes contemplan también la creación de una tupida red de informadores y de bases operativas permanentes, con el fin de, si se presentara la ocasión, encabezar la recuperación de las ciudades autónomas, que consideran «usurpadas» por los «cruzados» (cristianos) al islam.
50 terroristas enviados a Siria
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, indicó ayer que la red de captación yihadista desmantelada el viernes por la Policía y la Guardia Civil pudo llegar a enviar a 50 yihadistas a Siria para integrar dos filiales de Al Qaeda y cometer atentados, alguno de ellos suicida. De hecho, según un vídeo difundido por Interior, uno de esos captados en España se inmoló en un atentado que causó 130 muertos en Siria. La red tenía dos bases de actuación, una en Ceuta –entre cuyos integrantes se incluye un menor– y otra en Marruecos. Desde allí eran enviados hasta Turquía, frontera con Siria para ser recogidos por «los facilitadores» que, bajo extremas medidas de seguridad, les llevaban a las zonas
de conflicto. Estos captadores yihaidistas eran quienes informaban a sus familias de la situación en los campos de entrenamiento así como de su fallecimiento. Fernández advirtió de que, aunque la red ha sido desmantelada en España, existen otras en Europa que operan de la misma forma, informa C. S. Macías.
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