lunes, 8 de mayo de 2017

PARA MEDITAR


La vida humana, fuera de pocas excepciones, se encierra en dos cifras solas. La vida del mundo se expresará quizá en cinco cifras. 

¿Y la eternidad? ¿Cuántas cifras representa? Váyanse añadiendo cifra desde aquí a la estrella más alejada... Léase, si es posible, esa cantidad... y aun entoncés. ¡Qué poco nos acercado a la eternidad! 

¡La eternidad no tiene cifras! 

La vida no es más que el prólogo del libro de la eternidad; no interesa tanto el prólogo, cuanto el libro. 

Pero es cierto que el prólogo ya nos puede adelantar la idea del libro; de ahí la importancia de una vida honesta y santa. 

La vida nos ha sido dada para buscar a Dios. La muerte para encontrarlo. La eternidad, para poseerlo. 

Si logro alcanzar eso, mi vida habrá sido digna de ser vivida; de otra forma la habré malgastado, la habré perdido. 

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