martes, 19 de noviembre de 2013

PARA MEDITAR.

Vive con la tristeza adecuada los momentos tristes, pero no te dejes llevar por la melancolía. Si te centras en tu dolor y cierras la puerta a cualquier otro sentimiento, si alimentas constantemente tu pena con lágrimas y lamentos, te puedes sumir en un estado depresivo, en un abatimiento psicológico que te bloquea y te inutiliza para las relaciones con los demás. Piensa, más bien, que toda tristeza va acompañada de una esperanza, que toda pérdida supone también una ganancia, que toda lágrima lleva asociada una sonrisa. Sal de la melancolía y vuelve a mirar el horizonte de la vida. 

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