Se está realizando en Roma hasta el 22 de junio la 38ª sesión de la Conferencia de la FAO sobre "El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo". El jefe de la delegación de la Santa Sede, monseñor Luigi Travaglino, nuncio apostólico, ha participado con una conferencia esta mañana.
Monseñor Travaglino ha señalado que "en este momento de dificultad para la economía mundial, nuestro ánimo se dirige a todas las partes interesadas para promover la aplicación de los programas de las organizaciones en los diferentes sectores de la agricultura, del bosque y de la pesca, sobre todo en vista del objetivo de la seguridad alimentaria, que se ha hecho imprescindible".
Analizando el programa de trabajo del bienio pasado se ve "la validez de la acción dirigida en continuidad por la FAO" y "la disponibilidad de los Estados miembros", una señal positiva frente a la crisis alimentaria que no solo "impide el desarrollo integral de ser humano" sino que constituye una "evidente violación de sus derecho fundamentales" ha explicado. Del mismo modo ha recordad que "la actividad agrícola representa un factor esencial para determinar la capacidad general productiva de un país".
Sobre la programación para el próximo bienio, monseñor Travaglino ha subrayado que la delegación de la Santa Sede "espera que se amplíen las formas de apoyo a las actividades y prácticas artesanales que constituyen la realidad económica de base para la mayor parte de los países en vía de desarrollo, lo cuáles tienen en las monoculturas, en los recursos forestales, en la explotación de los recursos marinos o en las actividades de acuicultura, una referencia esencial - y a menudo lamentablemente único - para sus economías y para su disponibilidad alimentaria". Así mismo ha recordado que "la reducción de la pobreza rural y la mejoría de la capacidad de resistencia en caso de crisis puede ser facilitada por la agricultura a pequeña escala, especialmente de la empresa agrícola familiar, al cuyo interno destaca la transmisión de valores fundamentales, el cuidado del saber tradicional, la relación entre las generaciones y el rol insustituible de la mujer". Por eso, ha matizado, para "la Santa Sede se trata de una prioridad que realmente será valorizada en el próximo año dedicado por la FAO a la familia rural, hacia la que también la Iglesia católica manifiesta atención y constante disponibilidad".
A continuación ha afirmado que para la delegación de la Santa Sede "la referencia a la sostenibilidad de los sistemas alimentarios no puede limitarse a las técnicas de trabajo, a la conservación de los recursos y al intercambio de informaciones". Por eso, "el objetivo de la sostenibilidad agrícola y alimentaria podrá ser más eficaz se une también a una pelan participación de las poblaciones rurales en la elaboración de planos de acción y de estrategia, como también en el esfuerzo de ponerlas en práctica en conformidad a los imperativos de desarrollo integral de los particulares y las comunidades". Esta actitud de sostenibilidad unida a la persona humana, ha explicado el jefe de la delegación "nos parece que puede contribuir a dar significado a la responsabilidad de todos nosotros para las generaciones futuras".
A continuación ha expresado el sedeo de "un trabajo de elaboración de directrices que especifiquen el objetivo de la sostenibilidad para varios sectores basándose en los indicadores de inseguridad alimentaria o de desnutrición, quizá con una particular consideración para las peculiaridades regionales y sub-regionales".
En el último punto de su intervención, monseñor Travaglino ha recordado que "las preocupaciones de la crisis por la crisis económica global no puede hacer olvidar sus repercusiones sobre el comercio de los productos procedentes de la agricultura, del bosque y de la pesca". Ha hablado de la necesidad de moverse hacia la dirección justa en el ámbitos de las negociaciones sobre comercio, sobre todo para establecer un reglamento que tenga en cuenta algunos aspectos esenciales, él se ha referido a "criterios concretos de gestión de la producción que, si orientados únicamente al beneficio, se arriesga a dar lugar a una mayor volatilidad de los precios con consecuencias negativas sobre la seguridad alimentaria y sus regímenes nutricionales". Ha concluido afirmando que hay que considerar y preparar medidas que consienta a todos los países - en particular a los que están en vías de desarrollo - de disponer de los alimentos necesarios y de colocar la propia producción en el mercado internacional".
Por todo esto la delegación de la Santa Sede "pone de relieve la necesidad de una perspectiva esencialmente ética, dentro de la cual cada decisión y consecuentes acciones es fruto de aquel principio de solidaridad, que está en la base de una convivencia justa y pacífica entre las naciones".
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