Una nueva mañana de domingo, luminosa, cálida, apetecible, se ha abierto ante mis ojos.
La noche ha pasado rápida, gracias a Dios, porque ya llevo quince días sin que mi mujer esté a mi lado ya que tiene que cuidar a su madre en el hospital. ¡Si ella supiera lo orgulloso que estoy de ella!
Ayer permanecí en el jardín hasta cerca de las doce de la noche. Entre el post que estaba escribiendo y disfrutando a la vez, entre la buena música que sonaba, entre la oscuridad aliviada por la tenue iluminación que había en ese momento, entre la buena copa que tenia en mi mesa, entre recuerdos del ayer, del hoy y de siempre, los minutos se convirtieron en horas sin apenas darme cuenta.
De un tiempo a esta parte mis mañanas de domingo han sido mañanas en Villaluenga. He estado allí con frío, con lluvia, con sol, con nieve y siempre con la liturgia de levantarnos, irnos a desayunar al Casino con Fernando, asistir a la Santa Misa a la Iglesia de San Miguel que está justamente al lado del viejo Casino centro neurálgico de la vida social de este mi querido pueblo y después de tomar al Señor nos dábamos un buen paseo por el pueblo, por la glorieta o por los campos.
Por eso, cada vez que me despierto en Jerez en una mañana de domingo se convierte en extrañeza y más con las circunstancias actuales.
Ya he desayunado una buena tostada y mejor café, hoy en soledad pues Hetepheres va con su madre, si se encuentra en condiciones, a la Santa Misa en la Capilla del Hospital. Estoy actualizando el blog y dentro de poco me empezaré a arreglar pues quiero ir a comprar la prensa para después dirigirme a la antigua, histórica, céntrica y monumental Iglesia de San Miguel donde acudiré a celebrar la Santa Eucaristía. ¡Me gusta ir a Misa allí!
Me imagino, que si el calor no es muy agudo que creo que lo será, me daré una vuelta por el centro de Jerez y no sé si terminaré en uno de los tabancos que hay en la ciudad para tomar una buena copa de mejor vino de la tierra. ¡Todo se andará! ¡Y nunca mejor dicho!
Mañana de domingo, diferentes todas e iguales la mayoría porque en nuestra vida cada instante que pasa es diferente aunque percibamos que siempre es igual. Es ver la vida con otros ojos, con otra mirada donde estemos abiertos a percibir los menores cambios como si nos fuera la vida en el empeño.
El mirar, observar, percibir las pequeñas cosas es un privilegio que te otorga Dios aunque eres tú el que tiene que estar atento a cuanto sucede a nuestro alrededor.
Cuando finalice el domingo habrá acabado otra semana y nos meteremos en la última del mes de junio del crítico año 2013. En Julio empieza para todo el mundo el verano aunque oficialmente lo haya hecho el pasado día 21 de los corrientes. Julio y Agosto son los meses, al menos por esta parte de este mundo cada vez más globalizado, de calor, del buen tiempo, donde se nos va mejorando el carácter hasta hacernos más joviales y divertidos. ¡Son las cosas que nos hace el buen tiempo!
Con la ayuda de Dios, espero que Conchi salga lo mejor posible de este episodio y pueda recobrar la mayor de las normalidades y con el tiempo volver a disfrutar de las mañanas de domingo en Villaluenga del Rosario.
Feliz domingo, Día del Señor, a todos.
Jesús Rodríguez Arias
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