lunes, 4 de marzo de 2013

PERE O PERA; POR ALFONSO USSÍA.

La Razón



Noche de los Cavia en ABC. Presidía la Reina. El galardonado con el «Mariano de Cavia», Pedro Casals –nada opuesto físicamente, en aquel tiempo, a Narcís Serra–, oía con emoción al presidente del jurado, el gran poeta catalán Pere Gimpferrer. Don Pere se excedió en la duración de su discurso, y Casals cambió la emoción por el cansancio. Le mandé en la cartulina del menú un epigrama a Jaime Campmany: «El Pere que greñas peina/ tiene la palabra sabia;/ pero si habla más, la Reina/ no vuelve a venir al Cavia». Uno era todavía joven, y no había caído en el contrasentido de la pronunciación de la vocal «e» final en el hermoso idioma catalán. «Pere» se pronunciaba «Pera». Jaime Campmany me devolvió la cartulina: «Sé que la inmersión te hiere,/ y es lógico que te hiera,/ pero recuerda que "Pere"/ debe pronunciarse "Pera"». Lo pasamos muy bien. Siempre me ha divertido el intercambio de versos en las cenas. Una noche, en el Palacio Real, el Rey invitó a cenar a los miembros de la comisión de un homenaje a su padre, El Viejo Rey, que no pudo celebrarse por la cantidad de personas que se apuntaron al mismo. A mi lado, Rosario Conde, señora de Cela, que no me demostró excesiva simpatía. Frente a mí, el Jefe del Cuarto Militar del Rey, teniente general Joaquín Valenzuela, ya repuesto de las heridas sufridas en un atentado terrorista de la ETA. Lo estaba pasando muy bien con una señora guapísima, mientras que yo me esforzaba en vano en alegrar mi charla con la mujer de Camilo. Y Valenzuela me pidió que le firmara el menú: «Del poeta Alfonso Ussía/ al general Valenzuela:/ Te cambio tu compañía/por la señora de Cela». El Rey, después de la cena, me chorreó un poquito.
Pero vuelvo a los «Pere» que son «Pera». Y en concreto, a Pere Navarro, secretario del Partido Socialista de Cataluña, que no es el mismo que el PSOE. José María Marco nos ha explicado a la perfección en estas páginas la ausencia de una idea nacional en el socialismo español. El PSC es tan nacionalista, o más, que CIU y ERC, y el PSOE siempre se ha sentido a gusto gobernando con los nacionalistas en Galicia, País Vasco y Cataluña. Rosa Díez, también, y siendo consejera de Turismo del Gobierno vasco del PNV, emplumó a Antonio Mingote por un dibujo magistral publicado en ABC, que no se puede ir de perfecta por la vida, doña Rosa, ni pedir la regeneración de la clase política cuando se lleva más de treinta años sin descender del árbol del poder. Pero en fin, sigo inducido a encaminarme hacia los cerros de Úbeda. Si no me equivoco, escribía de Pere o Pera Navarro.
Ha dicho el señor Navarro que pertenece a la ciencia-ficción que el PSOE pretenda presentarse en Cataluña con sus propias siglas. No me voy a someter a la humillación de intentar analizar los mensajes de Pere Navarro, fundamental responsable del hundimiento del PSOE en España. Navarro está con Mas, Junqueras, los Pujol y la Rahola, y hace muy bien si le satisface tan peculiar compañía. Mi intención es otra. Desde que lo vi por vez primera, me he preguntado: ¿A quién se parece este Navarro? Y al fin, después de meses de angustia y zozobra, lo he averiguado. En su rostro y expresión podría ser hermano de José Luis Moreno, el formidable ventrílocuo y empresario teatral así como tenor de Ópera y Zarzuela. No lo afirmo con ánimo peyorativo, porque José Luis Moreno es un personaje luchador e inteligente, segunda cualidad que en el caso de Pere o Pera Navarro aún está por demostrarse.

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