miércoles, 27 de marzo de 2013

TARDE DE BLANCOS NAZARENOS.

Diario de Jerez




Clemencia y Amor se arriesgan y acaban refugiadas de la lluvia en la Catedral Los Judíos y La Defensión cancelaron sus salidas
| ACTUALIZADO 27.03.2013 - 01:00
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Las largas filas de nazarenos de La Clemencia se distribuyen ante el misterio momentos antes de la salida.
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JEREZ sigue sin disfrutar de un día normal de Semana Santa. Si el Domingo de Ramos se atrasaron una hora las salidas y el pasado Lunes Santo más de un cofrade se volvió histérico por cuatro gotas mal contadas que le cayeron en el capirote, ayer dos hermandades se echaron a las calles (que están verdaderamente deseosas de cofradías) y otras dos se quedaban en sus templos al tener la certeza sus informadores de que iba a llover y les iba a ser imposible hacer una estación de penitencia sin no tener más remedio que refugiarse en casa ajena. Y así fue. 

Ayer fue el día de los nazarenos blancos, los de La Clemencia y los del Cristo del Amor que llegaron la Carrera Oficial a su hora, es decir, en el momento que les correspondía conforme a su orden de paso en una jornada normal (primero y tercero). Dicho de otro modo, entre la banda de La Clemencia y la cruz de guía de El Amor el público tuvo tiempo de esperar y, sobre todo, de relamerse en el gustoso recuerdo de la banda de los Gitanos tocándole sin cesar al misterio de la Traición de Judas mientras éste aguantaba de forma eterna sobre los hombros de sus costaleros. 

Diferenciar entre una corporación arrojada y una suicida es realmente difícil. Pese a ello, ayer hubo más de lo primero que de lo segundo. El arrojo de La Clemencia es destacable, máxime cuando su recorrido es kilométrico. A esa hora muchos daban por seguro que no llegaba seca a carrera Oficial. Y lo hizo sobradamente. Estos malos pensamientos se vieron incrementados cuando una corporación cercana al tramo común como La Defensión desistió de ir a la Catedral. "¿Si ellos no se atreven cómo lo hace La Clemencia?", pensaron muchos cofrades en aquellos instantes. Lo de Los Judíos, dentro del pesar, era distinto. La posibilidad de darle una 'mojada' al manto del Desconsuelo tras su restauración pesó lo suyo, algo que no compartieron muchos cofrades. 

A nivel musical cabe destacar el excelente nivel que se pudo disfrutar en las calles jerezanas. Soberbia -no hay otro calificativo- estuvo la Banda del Rosario de Cádiz en el Cristo del Amor, al igual que la gente de 'San Juan' tras el paso del Cautivo. La sincronización, entendimiento, 'feeling', llámele como quiera, de 'Los Gitanos' con la Clemencia es cosa de otro planeta. Maravilloso. 

En el otro lado de la baraja, donde el destino repartió las peores cartas en principio, estuvieron Los Judíos y la Defensión. Eran multitud los ojos de los cofrades morados de Capuchinos los que se clavaban en el cielo ante los negros presagios de los partes meteorológicos manejadas por la corporación. La multitud se quedó esperando en calle Sevilla. Las puertas del cenobio capuchino se abrieron, pero no para dejar salir la cruz de guía, sino para despedir a compungidos cofrades. La historia del nefasto 2011 se repitió. La junta de gobierno de la austera cofradía decidió no procesionar hasta la Catedral, para rendir el anual tributo y testimonio. Los pronósticos manejados en aquellos momentos reportaban lluvia fuerte hacia las ocho de la tarde y, a partir de ahí, la más absoluta inestabilidad. Hablando en cofrade: se presentaba el peor de los panoramas posibles y los cofrades acertaron al no salir. 

Entre los muros de uno de los barrios más cofrades y con el sabor más jerezano, el de San Mateo, el miedo a la lluvia pudo con las ganas de celebrar los 300 años de la bendición del Desconsuelo. No pudo cumplirse, como cada año, la estampa del Martes Santo donde el sol acaricia el dolor y la sangre derramada de la frente de Nuestro Padre y Señor de las Penas. Tenía mucho que guardar, pues el manto de María Santísima del Desconsuelo iba de estreno, acaba de ser restaurado por segunda vez desde que Rodríguez Ojera lo bordara en 1905. Alrededor de las cuatro y media de la tarde, media hora antes de la hora prevista para la salida desde San Mateo, quizás apurando el tiempo a los últimos partes meteorológicos, decidió tomarse una hora para decidir. No faltó consumir todo el tiempo, a las cinco y media la junta de gobierno de la cofradía decidía quedarse en casa. 

Como ciudad de contrastes, a unas cuantas calles, quince minutos después del anuncio desde San Mateo, era la cofradía del Santísimo Cristo del Amor la que decidía salir de la capilla a la que da nombre. Todo fue bien hasta que empezó a llover cuando llegaban a la Catedral. Se resguardaron de la lluvia con La Clemencia y acabaron refugiados. Finalmente, tras casi dos horas de reuniones, ambas corporaciones decidieron 'velar' allí y regresar a sus templos el Jueves a primera hora. A las ocho y media de la mañana están citados los cofrades para acompañar a sus titulares a casa a partir de las nueve.

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