martes, 26 de marzo de 2013

CÁDIZ: UNA JORNADA COMPLETA Y QUE NUNCA SE REPITE.

Diario de Cádiz


LUNES SANTO


La lluvia cesa por la tarde y permite la salida de las cuatro cofradías Las calles de los diferentes recorridos, llenas de público desde primera hora
E. LÓPEZ / M. MATEO / F.J. DÍAZ CÁDIZ | ACTUALIZADO 26.03.2013 - 08:55
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Vera-Cruz

Fotos: Joaquín Pino
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Prendimiento

Fotos: Jesús Marín
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La Palma

Fotos: Julio González
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LAS costumbres se hacen normas, que también se puede aplicar a la Semana Santa. Por desgracia ya es una costumbre, mala costumbre, que el tiempo atmosférico juegue malas pasadas a las hermandades. Los temores del Domingo de Ramos fueron en aumento ayer, Lunes Santo, ya que las cuatro cofradías de esta jornada, La Palma, Nazareno del Amor, Prendimiento y Vera-Cruz, tuvieron que analizar detenidamente los partes en un día que comenzó lluvioso y que hasta primera hora de la tarde ofrecía un cielo amenazante.

La primera hermandad que debía poner su Cruz de Guía en la calle, Nazareno del Amor, lo hizo al final la segunda por detrás de La Palma, ya que la corporación de San Francisco renunciaba a su paso por la Residencia Alvernia para retrasar su salida a la espera de una tregua celestial.

Partes y sustos

En La Viña daban por segura la tregua y su hermandad abrió la jornada retomando un Campo del Sur por el que discurrió con velocidad para evitar cuanto antes el aire que soplaba en esa zona de la ciudad. La demora del Amor provocó que su salida y la del Prendimiento coincidieran en el tiempo aunque no por ello dejó de haber público en ambas. Un público que sigue haciendo de la calle San Francisco una segunda carrera oficial en la que no se paga, pero en la que se ubican una alta cantidad de sillas. Esa ruta estaba ayer en los itinerarios de todas las corporaciones salvo La Palma.

A medida que avanzaban la tarde y las procesiones, el azul del cielo se convertía en el mejor parte posible. Pero todo no iban a ser noticias favorables, ya que desde el cortejo de La Palma llegaba la lesión de un cargador del paso del Cristo de la Misericordia, Fernando Pérez Pérez, que poco después de iniciar la procesión sufrió una fractura en una mano que se vio atrapada entre el paso y un pivote de una calle. El cargador tuvo que ser trasladado al hospital, donde iba a ser intervenido quirúrgicamente de una dolencia que, sin embargo, no reviste gravedad. Las incidencias también acompañaron a esta hermandad cuando estaba en los aledaños de la Catedral, pues una mujer que iba de penitencia sufrió una caída y también precisó asistencia sanitaria.

Nostalgia

El Lunes Santo dejó sensaciones y momentos para la nostalgia. En la salida de La Palma estuvo muy presente el nombre de Antonio Pérez Sauci, recientemente fallecido y que era fijo en la coqueta iglesia viñera. Los 25 años de la cuadrilla de Ramón Velázquez portando a María Santísima de las Penas que tan presente tuvo ayer este capataz. Y el cuarto de siglo que lleva Juan Manuel León poniendo guapa a la Madre de los viñeros. Precisamente bajo su paso iba su último pregonero, Jesús Montaño.
También fue una jornada de contrastes con los sones trianeros tras el Crucificado de la Misericordia y los gaditanos tras el Amor (Polillas) y Jesús en su Prendimiento (Sagrada Cena). Contrastes por el avance de un paso en ejecución como el primero de La Palma. Otro clásico en madera de caoba de Honduras con aplicaciones de limoncillo al que Guzmán Bejarano le puso el diseño, como el del Amor; otro que ha salvado a una hermandad, el Prendimiento; y el que está tan inmenso como el primer día, el de Vera-Cruz.

En el Carmen, un representante de Columna dio la primera levantá al paso del Prendimiento, de una hermandad que ayer estaba más agradecida que nunca a sus hermanos de San Antonio.
lleno a pesar del frío

El Lunes Santo, día laboral, llenó las calles quizá porque la gente intuía que a partir de hoy puede 'nacer' otra Semana Santa diferente, cruel y dolorosa para los cofrades y los apasionados en ver las escenas de la Pasión por la amenaza de la lluvia. Los aledaños de la Catedral estaban repletos a pesar de que en esa zona aumentaba el frío a medida que caía la noche. La Plaza Mina, resguardada de ese aire, esperaba a un Prendimiento diferente sobre un canasto plateado, y distinto por la composición de un misterio adaptado a las dimensiones de un paso que no es el suyo. 

Que el cortejo de La Palma es enorme quedó de manifiesto en la Catedral. Mientras el palio de la Penas pasaba por delante de la puerta que da a Arquitecto Acero, la Cruz de Guía de esta hermandad ya asomaba por esa puerta a la espera de situarse detrás del último músico de la banda de la Victoria-Cigarreras. Aunque ayer esos cortejos amplios, como también es el caso del Nazareno del Amor, provocaron que la estación de penitencia en el primer templo de la ciudad sufriera parones y que, por ejemplo, el palio de María Santísima de las Penas permaneciera más de 15 minutos 'clavado' en la calle Compañía, sin poder seguir hacia Santiago, con el consiguiente parón por detrás. Y eso que luego apenas se registraron retrasos y que las cuatro hermandades llegaron a la Catedral y a la carrera oficial casi a la hora fijada. 

El silencio también tuvo lugar el Lunes Santo después de una gran ausencia en 2012. Vera-Cruz y su cortejo único y exquisito sembraron de esencia todo su recorrido con la luna llena como testigo. Entre motetes al Crucificado y los tambores destemplados a la Virgen de la Soledad, una puesta en escena perfecta que sólo empaña el comportamiento del público ante un Cristo muerto de una hermandad de negro. Por cierto, buen gusto y acierto -mejor que fichando futbolistas- mostraron ayer Florentino Manzano y su hijo Antonio, el presidente y el asesor deportivo del Cádiz CF, respectivamente, viendo navegar al palio de la Soledad en el tramo final de la calle San Francisco, antes de llegar a Cristóbal Colón, a los sones de Soledad de una Madre. 

LA PALMA

Una rosa puede ser una rosa común o trasladarnos al nombre de una mujer, Gertrudis, la madre del pregonero Juan Manzorro, la misma flor que portó en su exaltación de la Semana Santa el pasado Domingo de Pasión y que horas después depositó a los pies de María Santísima de las Penas, la titular de la archicofradía de La Palma. Esa misma rosa, la que nos lleva a Gertrudis, ha sobrevivido milagrosamente al paso del tiempo y ayer procesionaba en el paso de palio. Manzorro, que supo aguantar sus emociones durante el pregón, ayer le costó trabajo mantener el tipo.

Todo el mundo puede mirar pero no todos son capaces de ver, o de sentir o de transmitir. Miradas como la del ex hermano mayor Manolo Cerezo delante del paso de la Virgen de las Penas con ojos de enamorado hacia su "Emperatriz caletera". El mismo cariño con el que otro histórico de la cofradía, José Luis Ruiz Nieto-Guerrero, recogía una flor que había caído del paso de palio y la olía y acariciaba con mimo.

Una marcha puede ser una marcha cualquiera o puede encerrar un homenaje, un recuerdo a la figura de un autor. Siete palabras fue la primera marcha que sonó para el Cristo de la Misericordia cuando se puso en la calle interpretada por la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz de Utrera como homenaje al compositor gaditano Luis Alfonso Miraut.

O un himno nacional puede ser el de siempre o tener sus matizaciones, como el que interpretó ayer la Banda de Música Virgen de la Victoria de Cigarreras de Sevilla, realizado por Manuel López Farfán  hace 101 años como homenaje a la defensa de Cádiz. 
En una silla de ruedas Pepa Rincón, viuda del que fuera vicehermano mayor Pepe Vera, seguía la organización de la cofradía y el trasiego que se daba en el interior de la Iglesia de La Palma momentos antes de salir. 

Francisco Javier Lucero no tenía la misma cara relajada del año pasado. Esta vez volvía como hermano mayor en una salida procesional que entrañaba un mínimo de riesgo antes las previsiones débiles de lluvia hasta las siete de la tarde. El objetivo no era otro que tratar de recorrer en el mínimo tiempo posible el trayecto entre la iglesia y la Catedral para evitar riesgos innecesarios.

Ayer era día de cumpleaños en La Palma. Juan Manuel León hacía 25 años como vestidor de la Virgen de las Penas e hizo un guiño a aquella primera salida en procesión extraordinaria en el mes de agosto de 1988, ya que ayer iba vestida de la misma manera que entonces pero adaptada a los nuevos tiempos. A Juan Manuel León le dio su confianza el entonces mayordomo de la hermandad, Ángel Gutiérrez de la Mora, el mismo que pocos días después de aquella salida extraordinaria pidió que se buscara a Ramón Velázquez en Barbate y le dieran un regalo de cumpleaños inesperado un 31 de agosto: la capatacía de la Virgen de Las Penas.

"Ay Ramón, Ramón", la famosa expresión que hiciera célebre el recientemente desaparecido periodista Antonio Pérez Sauci, estuvo muy presente ayer para Ramón Velázquez, en su 25 Lunes Santo al frente de este palio, que al dar la primera levantá tuvo un recuerdo para alguien que fue su amigo.

Y 25 de uno y 25 de otro suman los 50 años que el imponente paso de palio de la titular de la archicofradía comenzó a procesionar en esta hermandad después de que fuera adquirido a Los Negritos de Sevilla. O los 75 de la fundación de la cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia.

Y como al final todo está conectado, Juan Manuel León, ordenó la primera levantá del paso de Cristo y pidió salud para todo el mundo, como la que le ha impedido a Pedro Bueno, ayudante en la capatacía de los hermanos Martín, acompañarlos en las distintas estaciones de penitencia. Ayer él también estaba presente con la tranquilidad que siempre aparenta, aunque las emociones las lleve por dentro.

Y la Virgen, con su capataz con 25 salidas de Lunes Santo, vestida por la misma persona también durante 25 años, sobre un paso de 50 años  e inmersa en una cofradía con 75 años de historia, salía a la calle Con 'Virgen de las Penas', 'Palma Coronada' y Rocío' para ir al encuentro del Campo del Sur y la Catedral. Que la historia siga escribiéndose.

AMOR

La meteorología estaba dispuesta a hacer de las suyas otro Lunes Santo, otra Semana Santa. Y era una sensación que se palpaba en los rostros de los miembros de la junta de gobierno del Nazareno del Amor, con Diego Gómez, su hermano mayor, a la cabeza. Después de una de las muchas reuniones urgentes en la sacristía de la iglesia conventual de San Francisco, los responsables de la corporación ocuparon un lugar destacado a los pies del altar mayor, desde donde hicieron oficial las primeras medidas adoptadas. La salida se retrasaba una hora y cuarto, es decir, de las cuatro menos cuarto a las cinco de la tarde a la espera de nuevos partes del tiempo. Esta medida no descartaba la salida, pero sí que por cuarto año consecutivo no se pudiera pasar ante los ancianos de la Residencia Alvernia. En ese momento el último parte hablaba de entre un 60 y 70 por ciento de posibilidad de lluvia hasta las siete de la tarde, aunque uno posterior rebajó la posibilidad a un cinco por ciento, una cifra insignificante. La estación de penitencia era posible.

Tres minutos antes de las cinco, las puertas de la iglesia de San Francisco que dan a la plaza del mismo nombre se abrieron para dejar pasar un tímido sol que buscaba protagonismo entre las nubes. Las largas filas de penitentes fueron saliendo hasta llegar el cuerpo de servidores del primero de los pasos, con esos ciriales tan característicos que mezclan ofebrería y madera oscura. Todo ello con Antonio Llaves Villanueva, uno de los fundadores de esta hermandad, observando el avance lento de los pequeños monaguillos por la nave central. Pasado y futuro separados por pocos metros y muchos años, tantos como los 50 que este año se cumple de la llegada a esta hermandad de la Dolorosa.

Las maniobras de los dos pasos se hicieron de manera correcta para superar la dificultad de una puerta con un claro desnivel entre el suelo del templo y el de la calle. Cuando la luz de la tarde alumbró al Nazareno blanco se dejaron ver sus claveles rojos que en el verde palio de la Esperanza eran de color rosa. La hermandad también anunció ayer las dedicatorias de las dos primeras 'levantás'; la del paso del Cristo a la familia Amaya Iglesias, y la de la Virgen, a Aquiles López, parroco del Rosario.
Con la primera mitad de un largo cortejo en la calle San Francisco, el misterio comenzó su recorrido a los sones de Nazareno del Amor, una composición que no puede falla en el Lunes Santo franciscano. Todo ello en presencia de algunos mayores de Alvernia que hicieron lo que ayer no pudo la cofradía, acercarse unos a otros.

Y con la segunda mitad del cortejo fuera de la iglesia, el capataz del palio, Roberto Rodrigo, ayudado por su padre, Enrique, que ejercía de ayudante, ejecutó bien la maniobra de salida y el alzado del paso de palio para colocarle las patas que lo dejaban a la altura habitual para procesionar. La selección musical nada más salir gustó a las personas presentes ante la iglesia, Rocío y Esperanza Franciscana; al menos es lo que se entiende por la cantidad de aplausos que regalaron entre el Amor y la Esperanza de que el cielo respetara al Lunes Santo, el lunes franciscano.

PRENDIMIENTO

A las cuatro y media de la tarde la junta de gobierno de la cofradía del Prendimiento,  encabezada por su hermana mayor, Rosa María de la Jara, acordaba mantener el horario establecido para realizar su estación penitencia tras celebrar una reunión en la sacristía de la parroquia del Carmen, que a esa hora ya era un revuelo de túnicas y capirotes de los hermanos que iban a acompañar a sus titulares. 

Entre los presentes en el templo se encontraba Rafael Reyes, secretario de la cofradía del Cristo de la  Reconciliación, conocida como la cofradía del Barrio en Medina Sidonia, donde por vez primera en la presente Semana Santa todas las cofradías harán estación de penitencia en la iglesia de Santa María Coronada, y que participaba en el cortejo para comprobar en la práctica como se lleva a cabo, También estaba Julio López, anterior hermano mayor del Prendimiento, y Antonio Verdía, uno de los fundadores de la hermandad, a iniciativa de su hermano José María, cuyo hijo y nieto también procesionaron. También acudió a la salida Ignacio Ortíz, hermano mayor de la Borriquita.

Antes de la apertura de las puertas del templo carmelita Francisco Domínguez, vicehermano mayor, se dirigió a los hermanos que iban a acompañar a sus titulares para anunciar la inminente salida, "gracias a la unión de todos, a Jesús en su Prendimiento y la Virgen del Patrocinio", agradecimiento que hizo extensivo a la cofradía Columna, que les cedía el paso del Resucitado, así como a la de la Borriquita, que les prestaba los faroles. Luego aludió al Año de la Fe, al nuevo Papa y al 375 aniversario de la archicfradía del Carmen, cuyo escapulario llevaba la Virgen del Patrocinio,  para destacar finalmente que a la salida se iba estrenar la marcha donada por Juan Antonio García Pulido y dedicada a dicha advocacion.  Por su parte el director espiritual, el carmelita Antonio Luis Leal Vadillo, les pidió que en la Catedral miraran a Jesús Sacramentado, "para que no se sienta sólo".

A la hora prevista la cruz de guía salía a la Alameda, seguida de las primeras secciones de hermanos que precedían la paso de misterio, mientras que la agrupación musical Sagrada Cena interpretaba La Saeta y Miguel Angel Ramírez dirigía el paso de misterio hacia la puerta por la nave central del templo, saliendo finalmente a brazo para evitar que el árbol se goleara contra el dintel. En la presidencia figuraban representaciones de las hermandades del Perdón y Borriquita.
Después fueron saliendo los penitentes que acompañaban a la Virgen del Patrocinio, a los que se unía un grupo de pequeños monaguillos, formando en la presidencia el padre Gerardo, Antonio Verdía y una representación de la archicofradía del Carmen. A punto de salir el paso de palio, su capataz, Francisco García Palo, motivo a sus cargadores diciéndoles "Cádiz no está esperando" , y ya en la calle la banda de música filarmónica de Conil estrenó la marcha María Santísima del Patrocinio. La cofradía ya estaba en la calle después de haber vivido unos meses muy complicados que había puesto incluso en riesgo la propia salida procesional.

VERA-CRUZ 

A las siete de la tarde, cuando la Virgen del Patrocinio pasaba por el callejón del Tinte, hasta el alumbrado en el interior de la iglesia de San Francisco llamaba al recogimiento y a la meditación. A esa hora, desde el patio accedían al templo los hermanos de la Vera Cruz que iban a acompañar a sus titulares en la estación de penitencia, situándose en los bancos por orden de antigüedad, de los más modernos a los más antiguos, con sus respectivos cirios.

Poco después, Paco Ramos, que tantos años formó parte de la cuadrilla de cargadores, no quiso perderse la salida, mientras que el hermano mayor, Miguel Morgado, pedía silencio para proceder al ritual previo a la salida, que se inició con la intervención de la capilla musical Lignum Crucis mientras que la reliquia con la astilla de la cruz de Cristo era llevada sobre unas andas, portada por cuatro acólitos, hasta el altar mayor, seguida por el franciscano José Luis Millán. Luego el vicehermano mayor, Juan Manuel Marrero, leyó la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses,  y el sacerdote pidió al Cristo de la Vera Cruz, por la intersección de la Virgen de la Soledad, que librara al mundo del hambre, y las guerras, y librara a todos los vecinos de Cádiz de toda calamidad, así como el descanso eterno para todos los difuntos.

Luego el mayordomo, Pablo Castellano, entregó la procesión al fiscal, Juan Eduardo Durio y a las ocho menos veinte de la tarde se procedía a la apertura del templo seráfico y la cofradía más antigua de la ciudad iniciaba su estación de penitencia con un cortejo en el que la simbología es una de sus singularidades como pudieron comprobar las numerosas personas que lo presenciaron. Las cuatro hermandades ya estaban en la calle, algo que no pudo ocurrir el pasado año.

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