lunes, 11 de noviembre de 2013

EL TEMPLO ESTÁ EN LLAMAS.



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Documentada la movilización vaticana, tras el estallido del Holocausto

Al cumplirse el 75 aniversario de la Noche de los cristales rotosAlfa y Omega revela la existencia de un documento emitido por el futuro Pío XII, en el que se pide la movilización de obispos de diferentes países para dar asistencia a los emigrantes judíos de Alemania
El entonces cardenal Pacelli, con el Papa Pío XI,
a quien sucedió en la sede de Pedro
En la noche entre el 9 y el 10 de noviembre, sinagogas de todo el mundo recordarán en silencio los 75 años de la Noche de los cristales rotos (en alemán, Kristallnacht), redada que, según ahora se sabe, fue ordenada por el Canciller del Reich, Adolf Hitler, y que dio vía libre al Holocausto del pueblo judío. Sirviéndose de una excusa astuta, la supuesta reacción espontánea de la población tras el asesinato, el 7 de noviembre de 1938, de Ernst vom Rath, secretario de la embajada alemana en París por un joven judío, los pogromos fueron organizados por Joseph Goebbels y cometidos por miembros de la Sturmabteilung (SA), la Schutzstaffel (SS) y las Juventudes Hitlerianas, apoyadas por el Sicherheitsdienst (SD), la Gestapo y otras fuerzas de la policía.
En todo el territorio del Reich, unas doscientas sinagogas y lugares de culto fueron destruidas, 7.500 tiendas de judíos fueron saqueadas, un centenar de judíos fueron asesinados, centenares murieron a consecuencia de las heridas o se suicidaron, y unos 30.000 fueron deportados a campos de concentración. Los ataques dejaron las calles cubiertas de cristales rotos de los escaparates de las tiendas y de las ventanas de casas de propiedad judía, motivo del nombre.
Como reconoció el 22 de septiembre de 2011 Benedicto XVI, en el discurso que pronuncio en el edificio del Reichstag de Berlín, cuando estalló esta oleada de violencia «sólo unos pocos percibieron en su totalidad la dimensión de dicho acto de desprecio humano, como lo hizo el Deán de la catedral de Berlín, Bernhard Lichtenberg, que desde el púlpito de esa Santa Iglesia de Santa Eduvigis, gritó: Fuera, el templo está en llamas; también éste es casa de Dios».
«El régimen de terror del nacionalsocialismo se fundaba sobre un mito racista, del que formaba parte el rechazo del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, del Dios de Jesucristo y de las personas que creen en Él -proseguía el hoy Papa emérito-. El omnipotente del que hablaba Adolf Hitler era un ídolo pagano que quería ponerse como sustituto del Dios bíblico, Creador y Padre de todos los hombres. Cuando no se respeta a este Dios único, se pierde también el respeto por la dignidad del hombre. Las horribles imágenes de los campos de concentración al final de la guerra mostraron de lo que puede ser capaz el hombre que rechaza a Dios y el rostro que puede asumir un pueblo en el Noa ese Dios».
La respuesta del Vaticano
Imagen de la Noche de los cristales rotos. Foto: Wiener Library
Si bien es verdad que, incluso entre las autoridades religiosas, no sólo católicas, tras esa noche, pocos comprendieron y denunciaron la tragedia que se estaba realizando, ahora sabemos que, pocas semanas después, el Vaticano se movió secretamente para pedir a los obispos de muchos países que hicieran lo posible para favorecer la inmigración de judíos de Alemania. Una nota escrita en latín, enviada el 9 de enero de 1939 a 61 arzobispos en varios países por la Secretaría de Estado, guiada en esos momentos por el cardenal Eugenio Pacelli, Secretario de Estado, decía: «Cada vez que estos emigrantes se asienten en colonias separadas, es necesario prestar atención para que se les garanticen edificios de culto y escuelas para salvaguardar su bienestar espiritual y para proteger sus costumbres y tradiciones».
El futuro Pío XII, en nombre del Papa Pío XI, que moriría al mes siguiente, pidió la colaboración de las Iglesias del Reino Unido, Escocia, Irlanda, Lituania, Holanda, Luxemburgo, Canadá, Estados Unidos, Costa Rica, El Salvador, Bolivia, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela y Australia, para ayudar a quienes huían de Alemania y necesitaban ayuda, ya sea para obtener visas, ya sea para poder contar con alimentos y bienes de primera necesidad.
La Nota del Vaticano ha sido encontrada y revelada por el historiador Michael Hesemann, representante en Alemania de la Fundación neoyorquina Pave the Way, y se conserva en el Archivo Secreto Vaticano (Asuntos Eclesiásticos, P. 575, fasc. 606). La nota comienza constatando: «Las recientes leyes instauradas en Alemania están provocando la emigración de doscientos mil católicos no arianos». Y añade: «Muchos de ellos son eminentes por su virtud, inteligencia y doctrina».
Por razones de seguridad, el documento utiliza sólo el término «católicos no arios», es decir, judíos convertidos al cristianismo. Pero es evidente, por los números citados en la operación de salvación, que se refería a los judíos en general. «Gracias a otros muchos documentos, queda claro que no se trataba sólo de salvar a judíos convertidos, sino que la ayuda se ofreció a todos», aclara el historiador Matteo Luigi Napolitano, catedrático en la Universidad Marconi de Roma, y uno de los mayores expertos a nivel mundial sobre ese período histórico.
Imagen del Gueto de Varsovia
Por ejemplo, ya el 4 de abril de 1933, el Secretario de Estado del Papa, el futuro Pío XII, pidió al nuncio apostólico en Berlín, monseñor Cesare Orsenigo, que desempeñara una acción de ayuda a los judíos, «pues forma parte de las tradiciones de la Santa Sede desempeñar su misión universal de paz y de caridad hacia todos los hombres, independientemente de la condición social o religión». En la nota, en latín, se cita explícitamente la St. Raphael-Verein, la Obra de San Rafael, que en esos años salvó a muchos judíos. El Papa pide que se creen Comisiones de asistencia, y que los obispos hagan presión ante los Gobiernos para que se conceda a los emigrantes visas de entrada.
El compromiso del cardenal Pacelli a favor del pueblo judío ya había quedado demostrado poco antes, el 6 de abril de 1938, cuando viajó a la nunciatura de Varsovia para tratar de bloquear una ley que prohibía el tratamiento del ganado según la tradición ritual judía, calificándola como persecutoria.
La figura de Pío XII todavía genera debates entre la comunidad judía. Ahora bien, las últimas revelaciones del Archivo Secreto Vaticano están llevando a alterar posiciones. Sin embargo, para poder llegar a una posición definitiva, muchos representantes judíos han pedido que la Santa Sede haga públicos todos los documentos de su Archivo relativos a ese período histórico. El Vaticano está avanzando en la catalogación de esa ingente mole de material, de manera que no habrá que esperar mucho para que se abra a la consulta de los historiadores ese material.
Jesús Colina. Roma

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