Suceden en todos los estamentos
y órdenes de la vida aunque no debiera ser lo normal. En una Sociedad llena de veleidades, mentiras,
caras ocultas, bondades impostadas, ignominias y falsedades que esto ocurra
entra dentro de lo ordinario.
Ante este panorama tan poco
esperanzador es normal lo que está sucediendo, cada vez más usualmente, y que
debería considerarse una excepcionalidad cuando forma parte, desgraciadamente,
del paisaje diario.
Me estoy refiriendo a las
“filtraciones”. Famosas por dar una información, sesgada, subjetiva, parcial, a
medios o personas que lo difunden sin contrastar nada y que puede perjudicar
gravemente una institución así como el honor de los miembros de la misma.
Muchas veces estas filtraciones
son actos delictivos que pueden servir a la Justicia para actuar en uno u otro
modo, otras son noticias interesadas que proporcionan algunos con un objetivo
muy determinado.
Nada ni nadie está libre de que
por una “filtración” le puedan venir más de un quebradero de cabeza o sea,
abiertamente, humillado o víctima de determinados intereses o venganzas.
Algunas veces suele suceder que
el mal informador se aprovecha de una buena persona a la que engaña hasta hacer
que confíe en él esa información confidencial. Luego al verlo publicado siente
el navajazo traicionero que le dado su “amigo”. Otros, por contra, son los que
“van de buenos” y que engañan a todos. Suelen estar metidos en todos los
mentideros, ostentar cargos representativos en diversos sitios, albergar
multitud de confianza, todos ponen las manos en el fuego y su actitud es
verdaderamente “irreprochable”. Estos son los que más hay que temer porque son
los que mejor mueven los hilos de las “filtraciones” interesadas. Tienen al
amiguito de turno en un determinado
medio y a este le informa de todo cuanta noticia pueda destacar para que consiga esa “primicia” que lo que
hace es enrarecer el ambiente y la confianza quede tocada entre sus miembros
porque ninguno sabe, verazmente, quien es el “filtrador-chivato”. Los
responsables de Relaciones con los MM.CC. son
puestos en entredicho y muchos de ellos viendo lo visto presentan sus
dimisiones creando peor ambiente del que antes existía.
Todos presuponen, hasta saben en
su fuero interno, quien ha sido la mano que ha ofrecido la primicia en solitario
a ese determinado medio dejando al resto de los mismos en clara desventaja.
Todos lo saben aunque no tienen pruebas, todos empiezan a desconfiar de esa
persona aunque nadie se atreva a poner pie en pared. Así el bulo y los
intereses desmedidos aumentan y se van afianzando hasta empozoñar todo cuanto
rodea.
Cualquiera puede ser víctima de
esos verdugos, cualquiera está en manos de esos que por desconocimiento o ausencia
de la misma no tienen vergüenza.
Todo se está convirtiendo en un
mentidero de corrillos donde la crítica
y los rumores pululan por todos los lados. Aquí los buenos periodistas,
los que luchan por la noticia y por una primicia no tienen nada que hacer
porque ejercen bajo la tutela de un código de honor profesional que dista años
luz de esos mediocres de medio pelo que necesitan de un medio determinado para
“ser alguien en esta vida”. No olvidemos que los mediocres se reúnen de
mediocres y las amistades nunca serán puras sino interesadas y llenas de
maldad. Los intereses de estos no son los intereses del resto que lo que quiere
es vivir y desempeñar sus respectivas tareas dentro de una normalidad y de una
confianza.
Un buen periodista nunca pone en
compromiso a sus amigos, ocupen el puesto que ocupen, y respetan sus silencios,
los secretos propios de las distintas responsabilidades que puedan ostentar en
determinadas ocasiones. Los demás, los no profesionales, hacen lo que sean por
conseguir noticias “frescas” aunque estas puedan perjudicar gravemente a
terceros. A estos no les importa ningún tipo de institución y menos el respeto
a la dignidad de la persona como tal.
Culpables en este tipo de
historias son todos: Los que ofrecen, voluntaria y decididamente, la
información que se filtra, las personas o medios que se benefician de ese tipo
de noticia y de todos, que aún
suponiéndolo, no ponen coto ni límite para que se siga perpetrando estas
ignominiosas situaciones.
El leer mucho, el estudiar, el
conocer te da una perspectiva nada desdeñable de como se está moviendo el mundo
y eso me ha hecho reflexionar, profundamente, sobre el tema que estoy tratando
en este post. Y porque estoy bien informado, debemos intentar estarlo para que
nada nos coja de sorpresa, estoy cansado de tantas noticias sesgadas, tantas “exclusividades”
y filtraciones que no traen nada bueno sino todo lo contrario.
Si queremos hacer un mundo más
justo, más digno, más humano debemos olvidar ciertas prácticas, y éstas lo son,
por el bien de todos. Podemos construir un mundo mucho mejor que el que
tenemos. ¡Está en nuestras manos el conseguirlo! Pero, en realidad ¿Queremos
que así sea?
Recibid todos, mis queridos
hermanos, un fuerte abrazo y que Dios os bendiga,
Jesús Rodríguez Arias
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