JUEVES 9 DE FEBRERO DE 2012
En deuda con Franco
Qué ironía que el juez Baltasar Garzón vaya a deberle a Francisco Franco la pervivencia de su prestigio. Si sólo hubiera tenido la causa de las escuchas, por la que acaba de ser condenado por prevaricación por unanimidad en el Supremo, su paso a la historia hubiese sido muy poco glorioso. Ahora, inaccesibles al desaliento, muchos le siguen jaleando como perseguidor de dictadores y como víctima de su afán de justicia. De ser cierto que iban a por él, se habrían limitado calculadamente al caso de las escuchas ilegales y al de los dineros de Nueva York. Franco, a pesar del acta de defunción, le está echando un cable.
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