ENVÍO
Dios existe
EN diciembre de 2004, el filósofo británico Antony Flew, considerado hasta entonces "el ateo más influyente del mundo", anunció su conversión al deísmo, algo que ya había dejado entrever a su amigo Habermas un año antes. Flew no se cayó de un caballo ni abrazó la religión tras una crisis personal, sino que cambió de opinión tras una larga maduración intelectual y a la vista de que "los argumentos más impresionantes de la existencia de Dios son aquellos que son apoyados por recientes descubrimientos científicos", en especial los referidos al ADN y a la increíble complejidad de los mecanismos necesarios para generar vida, que abocan a la existencia de una inteligencia superior.
La enorme controversia originada por este giro no tuvo mucho eco en España, donde los medios más influyentes se aprestaban por entonces a preparar la ofensiva más grave contra los sentimientos religiosos desde la II República, pero Flew se consideró obligado a explicarse y fruto de ello fue el libro There is a God, publicado en 2007, el cual acaba de aparecer en español con el título de Dios existe, de la mano de la prestigiosa editorial Trotta, con una excelente traducción del catedrático sevillano Francisco José Contreras y un brillante prólogo del filósofo de la ciencia Francisco Soler Gil.
Además de estas estrellas, hay otra liga en la que jugamos la mayoría de los urgidos por estas cuestiones. Y hay partido, como se ve en el amplio interés por la dimensión espiritual que subyace en todos los grandes temas. Como muestra, y sin salir del ámbito universitario que me resulta más cercano, reseñaré el eco alcanzado por el Foro Humanismo y Ciencia de la Universidad de Sevilla, en el que, entre octubre y junio, se va a desarrollar un amplio conjunto de conferencias sobre "los escenarios del encuentro entre la fe y la razón para el hombre contemporáneo", o el ya comenzado curso Ciencia y Creencia, de la Universidad de Cádiz, con seminarios programados hasta el mes de diciembre en las facultades de Letras y de Ciencias del Mar, o la I Jornada de Diálogo entre la Fe y la Ciencia, que tendrá lugar el próximo día 6 en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Sevilla. Y aún sería muy fácil espigar otras muchas iniciativas de muy diversa índole, como la aparición a principios de este curso de la web del Foro Universitario El Escorial, eficaz y concurrido punto de encuentro de quienes, afirma la página, "no dudan en incorporar el punto de vista cristiano al debate científico y social".
En unas Jornadas de Católicos y Vida Pública celebradas en Cádiz hace unas semanas, una ponente afirmó que en este Año de la Fe proclamado por Benedicto XVI, Cristo va a actuar sobre los corazones de un modo que nos asombrará. Empiezo a no dudarlo.
La enorme controversia originada por este giro no tuvo mucho eco en España, donde los medios más influyentes se aprestaban por entonces a preparar la ofensiva más grave contra los sentimientos religiosos desde la II República, pero Flew se consideró obligado a explicarse y fruto de ello fue el libro There is a God, publicado en 2007, el cual acaba de aparecer en español con el título de Dios existe, de la mano de la prestigiosa editorial Trotta, con una excelente traducción del catedrático sevillano Francisco José Contreras y un brillante prólogo del filósofo de la ciencia Francisco Soler Gil.
Además de estas estrellas, hay otra liga en la que jugamos la mayoría de los urgidos por estas cuestiones. Y hay partido, como se ve en el amplio interés por la dimensión espiritual que subyace en todos los grandes temas. Como muestra, y sin salir del ámbito universitario que me resulta más cercano, reseñaré el eco alcanzado por el Foro Humanismo y Ciencia de la Universidad de Sevilla, en el que, entre octubre y junio, se va a desarrollar un amplio conjunto de conferencias sobre "los escenarios del encuentro entre la fe y la razón para el hombre contemporáneo", o el ya comenzado curso Ciencia y Creencia, de la Universidad de Cádiz, con seminarios programados hasta el mes de diciembre en las facultades de Letras y de Ciencias del Mar, o la I Jornada de Diálogo entre la Fe y la Ciencia, que tendrá lugar el próximo día 6 en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Sevilla. Y aún sería muy fácil espigar otras muchas iniciativas de muy diversa índole, como la aparición a principios de este curso de la web del Foro Universitario El Escorial, eficaz y concurrido punto de encuentro de quienes, afirma la página, "no dudan en incorporar el punto de vista cristiano al debate científico y social".
En unas Jornadas de Católicos y Vida Pública celebradas en Cádiz hace unas semanas, una ponente afirmó que en este Año de la Fe proclamado por Benedicto XVI, Cristo va a actuar sobre los corazones de un modo que nos asombrará. Empiezo a no dudarlo.
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