VIERNES, 23 DE NOVIEMBRE DE 2012
Ah, eso explica ciertas cosas...
Nunca me había pasado antes: me sorprendió muchísimo leer mi propia reseña en Ambos Mundos. No imaginaba que Mascha Kaléko fuese tan sofisticadamente guapa. Qué mirada honda la de su fotografía. Me temo que esto esconde cierto prejuicio mío contra los poetas, pero no vengo aquí a psicoanalizarme. Lo literariamente importante es que explica, creo, ciertos matices de sus versos. Léase, después de encararse con su foto, este verso: “Soñando puedo ser bastante cursi”, y se verá que tiene incluso más guasa de la que ya le habíamos detectado a ciegas. Los dos versos sobre los deportes náuticos y el amor también se electrifican, ¿no?, o al menos los deportes náuticos resultan mucho más auténticos. Incluso ese pensar que le trae un dolor de mil demonios tiene una ironía que se me había escapado: la de la chica muy guapa que, contra el tópico, es, además, muy culta y muy inteligente. La sonrisa de fondo con la que Mascha encara el dolor y la nostalgia posiblemente deba bastante a la seguridad con la que anda siempre una mujer hermosa.
No sé si esto es o no políticamente correcto, y no me importa. En una obra autobiográfica como la de Kaléko todo cuenta. Y Antonio Machado ya dijo —si no recuerdo mal— que la poesía se escribe con el cuerpo.
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