jueves, 22 de noviembre de 2012

A MI AMIGO LEONARDO LÓPEZ CARRASCO.


Tengo que aprovechar la ocasión de que está de vacaciones, tengo que aprovechar esta merecida ausencia para expresar lo que siento por uno de mis mejores amigos al cual aprecio y quiero de verdad. 


Si estas palabras se hicieran pública cuando está trabajando no las consentiría porque es de ese tipo de personas que prefiere el anonimato, el estar alejado de todo trajín, de todo relumbrón, de la escena principal de este nuestro escenario de la vida. 



Lo conozco desde la niñez y a sus padres desde que tengo uso de razón. Su padre, que Dios lo tenga en la Gloria, era un devoto inmenso de la Virgen del Carmen, por la que perdía todos los sentidos, y además era un cristiano cabal que evangelizaba con su testimonio de vida. ¡Así de simple, así de complicado! Su madre una mujer incansable, buena esposa, madre y abuela que ha dado una esmerada educación en valores humanos y religiosos a sus dos hijos. Los valores que os alumbran y la fe es el mejor patrimonio que os pueden dejar vuestros padres. 



Los dos somos cofrades desde siempre, cada uno en su hermandad y de su Hermandad aunque yo con el paso del tiempo también comparto devoción con los Titulares por el que él pierde el sentido. 



Es un hombre hecho así mismo. Esta condición en Estados Unidos conlleva un gran prestigio y sirve de modelo para futuras generaciones aunque en nuestra España este mérito no lo es tanto. Es un trabajador modelo, profesional como la copa de un pino, siempre atento y vigilante para que todo esté en su sitio, para que el orden nunca se altere. 



Casado con una gran mujer, extraordinaria mujer, y padre de un niño que con los años se va convirtiendo en hombre. Su hijo es el vivo retrato de mi querido amigo. 



Gran amante de la naturaleza, senderista de los verdaderos y no de esos que van a pasear por los campos con carritos de niños chicos, con zapatos de salir y armando un alboroto que molesta a la quietud los árboles y el discurrir de los ríos. Para colmo es, como nosotros, Peregrino del Camino de Santiago. Este Camino que se remonta a los orígenes cristianos de Europa y que une a todos los que lo hacemos, sean de la condición que sean, en una sola categoría: ¡Peregrinos! Camino que ha realizado en varias ocasiones y que si por él fuera estaría por allí en estos momentos. 



Buen deportista. Lo mismo lo vemos corriendo, que camino del gimnasio o dando largos paseos por la playa de la que es un verdadero enamorado. Aunque eso sí, las playas populosas y llenas de gente no le gustan lo más mínimo. Prefiere la tranquilidad al bullicio. 



Es una persona de fiar, buen amigo, de los que cultivan un código de honor, de los que la palabra vale más que cualquier documento firmado. Coherente con sus principios, con sus creencias, con sus valores y forma de pensar. No olvides, buen amigo, que tener esa actitud chocante para este mundo adormecido y lleno de aborregados solo trae críticas e intentos de  desprecios y humillaciones. Mantente firme en todo lo que crees, en todo lo  quieres porque eso definen a las personas íntegra y con virtudes. 



Trabajamos en el mismo edificio desde hace ya cerca de catorce años, tenemos una amistad honda y verdadera. Aprecio su valor y su opinión y puedo decir que es un gran consejero. La amistad que se transforma en algo más, que recorre ese camino que lleva a considerarnos de la familia tiene esas cosas. Nuestras intimidades están a buen recaudo en nuestros corazones. Los dos con el pasar de los años ya no estamos para memeces y majaderías.



Sí, me estoy refiriendo a Leonardo López Carrasco, mi amigo Leo, y a él le quiero dedicar este post y este blog del que es un gran y fiel seguidor. Tu ayuda, tu apoyo, tus ánimos y consejos han sido vitales para que "SED VALIENTES" sea lo que es hoy en día. Tú y yo sabemos cuántos intentos, cuántas presiones he tenido que soportar porque muchos cobardes que se pasan mirando todo los días si aparecen en tal o cual foro, si la opinión o la libre expresión de la misma no es acorde a sus ideas o intereses. Muchas veces has sido ese mano que necesitaba para seguir adelante. 



Gracias, querido Leo, ahora estarás en cualquier lugar o caminando por cualquier sendero, paseando, en el gimnasio quemando las calorías que nos sobran de nuestras agitadas vidas  o afrontando la vida según tu particular forma de entenderla y que sabes que coincidimos pues, podemos decir, que somos dos observadores de privilegio de todo cuanto sucede a nuestro alrededor. 



Eres de las personas de la cual estoy orgulloso de ser amigo porque eres un auténtico caballero, con todo lo que eso conlleva, buen cristiano y  mejor persona. 



Mi querido Leo: ¡Por favor, no cambies nunca! 



Deseo que descanses y disfrutes lo máximo de estos días de merecidas y ansiadas vacaciones, que disfrutes de tu mujer y tu familia, de todo lo que te gusta, de la naturaleza, de la buena gastronomía regada de los buenos caldos que nos da nuestra querida España. 



Recibe un fuerte abrazo de tu amigo y hermano, 



Jesús Rodríguez Arias

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