sábado, 21 de octubre de 2017

BUENISMO Y MALISMO; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ



La historia es tan buena y pasó tan cerca de mí, que lamenté no haber sido protagonista para poder contarla con vibración biográfica. Luego pensé que mejor que le haya ocurrido a una amiga, profesora jovencísima de mentalidad abierta, porque si me llega a suceder a mí, viejo reaccionario cascarrabias, pensarían ustedes que arrimo el ascua a mi doctrina.
Mi amiga, profesora de literatura universal, pidió a sus alumnos de bachillerato, durante las pruebas de evaluación inicial, que comentasen este microrrelato de Ana María Shua, escrito sobre la falsilla de una canción infantil: "Todos los patitos se fueron a bañar y el más chiquitito se quiso quedar. Él sabía por qué: el compuesto químico que había arrojado horas antes en el agua del estanque dio el resultado previsto. Mamá Pata no volvió a pegarle: a un hijo repentinamente único se lo trata -como es natural- con ciertos miramientos".
Pocos alumnos entendieron el microcuento. ¿No sabían leer? Qué va, son alumnos interesados e inteligentes. Ocurrió que el buenismo les puso una venda político-correcta en los ojos, como hace también con los mayores. Deducían que la intención del relato era:
Concienciar sobre la importancia del medio ambiente. O concienciar sobre los malos tratos porque no se puede pegar a los hijos. O que uno puede tener razón, aunque sea menor: hay que hacer más caso a los niños. O que el pato ha utilizado drogas para manipular a su madre, metáfora de los hijos que manipulan a sus progenitores. O que el pato tenía miedo de bañarse, y no se le debía juzgar por eso. O que lo importante es el diálogo para solucionar los conflictos en vez de la violencia. O que es absurdo que por arrojar compuestos químicos la madre modifique su conducta, aunque los patos no saben lo que son compuestos químicos. Por todo, es un cuento, concluían, muy apropiado para los más pequeños.
Mi amiga lamentaba que los alumnos "no puedan disfrutar de la hermosa malicia de este cuento porque están demasiado ocupados buscando la enseñanza moral". Es una deducción muy atinada y ella les enseñará literatura como nadie. Yo me temo que le veo también enseñanzas morales, aunque otras, nada buenistas: la crueldad de una madre genera hijos retorcidos y suele esconderse en la política del hijo único (que inconscientemente parece aprobar la autora) un egoísmo sin piedad. Contra la venda de lo políticamente correcto, la lupa de lo clásico.

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